Terroristas de Hezbollah . (AP Photo/Mohammed Zaatari) (AP Photo/Mohammed Zaatari)

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Los escenarios libanés y sirio son a veces denominados colectivamente en Israel como un único «frente norte».

Por Yaakov Lappin

Ambos están dominados por el Eje liderado por Irán y los elementos en ambos frentes – Hezbollah en el Líbano y en Siria, milicias chiís en Siria, y el Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica (IRGC) [iraní] en Siria – podrían coordinar sus actividades en una futura guerra con Israel.

La referencia es correcta. Pero todavía hay una serie de diferencias entre el Líbano y Siria.

En el Líbano, después de la guerra de 2006 entre Hezbollah e Israel, las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) regresaron a la frontera internacional. Una resolución del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (1701) prohibió la presencia de armas ilegales en el sur del país, pero solo en el papel.

En realidad, Hezbollah atestó la arena con decenas de miles de efectivos armados, cavó túneles de ataque y almacenó más de 70.000 proyectiles balísticos y 145.000 morteros. Esto incluye misiles tierra-aire, misiles crucero y unos 2.000 vehículos aéreos no tripulados (VAN) [drones], según las evaluaciones de ALMA. Muchas de estas capacidades fueron importadas de Irán y Siria.

Las “reglas de juego” son diferentes en el Líbano y Siria. Una confrontación contra Hezbollah podría convertirse rápidamente en una guerra incluso sin que las partes tengan la intención de hacerlo.

En consecuencia, no existe una campaña israelí elusiva y sostenida en el Líbano para reducir las capacidades de Hezbollah, que lamentablemente han crecido hasta adoptar un tamaño monstruoso.

Dado que cualquier pequeña confrontación puede conducir potencialmente a una guerra total, un eventual conflicto con Hezbollah no se parecerá a la guerra de 2006. En la actualidad, las capacidades de Hezbollah son 20 veces más poderosas y, por supuesto, las capacidades de la aviación, maniobrabilidad terrestre e inteligencia de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) son mucho más avanzadas que en 2006.

Esta realidad ha llevado tanto a Israel como a Hezbollah a mostrar extrema cautela al calcular sus pasos. Hasta el momento, cada una de las partes ha considerado que el statu quo sirve mejor a sus propios intereses; aunque esto podría cambiar.

La situación en Siria no podría ser más diferente.

Si bien, al igual que el Líbano, Siria no tiene una soberanía estatal central real, a diferencia del Líbano, Israel ha podido desbaratar gran parte de los planes de Irán de construir un ejército terrorista en territorio sirio y equiparlo con decenas de miles de cohetes y misiles.

Israel no ha sido disuadido de actuar en Siria, donde, desde 2013, ha impedido que la visión del extinto comandante de la Fuerza Quds, Qassem Soleimani, se convierta en realidad. Soleimani soñaba con construir un Hezbollah 2.0 en territorio sirio.

Soleimani quería decenas de miles de soldados leales a Irán en Siria, miles de cohetes y la capacidad de hacer llover desde el territorio sirio muerte y destrucción sobre las ciudades y bases militares israelíes. Más tarde, intentó construir bases de misiles iraníes en Siria.

Esta visión está lejos de la realidad, pero la elusiva campaña israelí tampoco es una solución permanente. Es, esencialmente, un mecanismo de retraso que ha sido concebido para funcionar hasta que algo más grande cambie, ya sea hasta que el propio Irán cambie desde adentro o hasta que los líderes iraníes tomen una decisión política.

Antes de la guerra de Rusia contra Ucrania, había cierta esperanza de que EE. UU. y Rusia pudieran unirse en el objetivo acordado de hacer retroceder a Irán desde Siria, pero hoy esto parece una fantasía olvidada, imposible en las condiciones de la nueva guerra fría.

A pesar de los logros de Israel para mantener a raya a Irán en Siria; Siria sigue siendo el punto focal del eje iraní-chií y la arteria central para alimentar a Hezbollah en el Líbano. Irán no ha dado señales de abandonar su estrategia de atrincheramiento en Siria, aunque ha cambiado de táctica de vez en cuando.

El corredor terrestre de Irak a Siria sigue siendo visto por Irán como el puente clave que lo conecta con la costa mediterránea y le permite el contrabando de armas y efectivos, mientras que el contrabando aéreo y marítimo regular también ocurre a través de Siria.

La Fuerza Quds sigue siendo responsable de armar a sus apoderados [proxies] con capacidades ofensivas que son producidas por las industrias de armas cada vez más desarrolladas de Irán.

Sin embargo, el IRGC se está volviendo más dominante en las campañas militares de la zona gris de Irán, activando cada vez más la fuerza en forma de VAN [drones] y misiles balísticos, directamente desde el territorio iraní.

En última instancia, el relativo éxito preventivo de Israel en Siria significa que, si estalla una guerra de múltiples frentes, dicha guerra se centraría principalmente en el Líbano, e Israel necesitaría colocar menos recursos en Siria.

Esto mejoraría la posición inicial de Israel en cualquier guerra futura, y es la razón esencial por la que Israel debe continuar “cortando el césped” en Siria de manera constante y sin pestañear.

Aunque las FDI a veces se refieren a las arenas libanesa y siria como un único «frente norte», todavía hay una serie de diferencias importantes para recordar.

Fuente: ALMA Research and Education Center

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