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Hace 3.000 años, la actividad humana destruyó la vegetación y causó un daño irreparable al medio ambiente local.

(Comunicado de la portavoz de la Universidad de Tel Aviv)

Investigadores de la Universidad de Tel Aviv recogieron muestras de carbón vegetal utilizado como combustible para hornos metalúrgicos en el Valle de Timna, situado en la región desértica del sur de Israel, entre los siglos IX-XI antes de la era común, y los analizaron con un microscopio. Descubrieron que el carbón vegetal utilizado, cambió con el tiempo. Las primeras muestras contenían principalmente retama blanca local y espinas de acacia, excelente combustible disponible en las cercanías, pero la calidad de la leña se había deteriorado con el tiempo, y las muestras posteriores consistían en combustible de baja calidad y madera importada de lejos. Los investigadores señalaron: “Nuestros hallazgos indican que la antigua industria del cobre en Timna no se gestionó de forma sostenible, y que la sobreexplotación de la vegetación local derivó finalmente en la desaparición, tanto de las plantas como de la industria. La producción de cobre no se reanudó en esta región, hasta unos mil años después, y el medio ambiente local no se ha recuperado hasta la actualidad”.

El estudio fue realizado por el estudiante de doctorado Mark Kavanagh, el Prof. Erez Ben Yosef y la Dra. Dafna Langgut, jefa del Laboratorio de Arqueobotánica y Ambientes Antiguos, todos del Departamento de Arqueología y Antiguas Culturas del Oriente Próximo, y la Dra. Langgut también está asociada al Museo Steindhart de Historia Natural. El estudio fue publicado en la prestigiosa revista Scientific Reports.

El Prof. Erez Ben Yosef, director de las excavaciones arqueológicas en Timna, expresó: “Numerosos hallazgos en el Valle de Timna indican que aquí floreció una vasta industria del cobre durante un período de unos 250 años, entre los siglos XI y IX antes de la era común, con miles de sitios mineros y alrededor de 10 centros de procesamiento que utilizaban hornos para extraer el cobre del mineral. Esta impresionante operación es conocida por el público como las “Minas del Rey Salomón” y actualmente sabemos que la producción de cobre alcanzó su punto máximo en la época de los reyes David y Salomón. La Biblia, nunca menciona las minas como tales, pero nos relata que David conquistó la zona de Timna, conocida en esos tiempos como Edom, colocando guarniciones en todo el territorio, de modo que los Edomitas se convirtieron en sus súbditos; y que su hijo Salomón utilizó grandes cantidades de cobre para construir el Gran Templo en Jerusalén. Sólo podemos suponer que David se interesó por esta lejana zona desértica por su cobre-un metal importante y valioso en esa época-utilizado para elaborar bronce, entre otros fines. La industria del cobre de Timna estaba dirigida por los Edomitas, quienes se especializaron en esta profesión, y el cobre de Timna era exportado a países lejanos, entre ellos, Egipto, Líbano e incluso Grecia. Este estudio demuestra, sin embargo, que la industria no era sostenible, un dato que puede encajar bien con la ocupación de una potencia extranjera, tal vez gobernada desde Jerusalén”.

Los investigadores explican que la industria del cobre en Timna era muy avanzada para su época, y que los herreros que procesaban el cobre eran individuos hábiles y sumamente respetados. El cobre era extraído del mineral mediante la fundición en hornos de barro a una temperatura de 1.200 grados centígrados. El proceso completo llevaba alrededor de 8 horas, tras las cuales se rompía el horno y se recuperaba el cobre de su base. El carbón vegetal necesario para alcanzar la elevada temperatura se fabricaba de antemano en sitios especiales, mediante la combustión lenta de árboles y arbustos talados para este fin.

Mark Kavanagh señaló: “La industria del cobre en Timna fue descubierta por primera vez hace unos 200 años, y desde entonces, cada investigador que visitó la zona ha formulado la misma pregunta: ¿Qué combustible se utilizaba para calentar los hornos de fundición? Dado que la vegetación es sumamente escasa en esta zona desértica ¿de dónde provenía la leña? A fin de resolver finalmente este misterio, recogimos muestras de carbón vegetal de los sitios de fundición y las examinamos en el laboratorio”.

Las muestras de carbón vegetal que fueron muy bien conservadas, gracias al clima seco del desierto, fueron tomadas de montículos de residuos industriales en dos grandes centros de producción en el Valle de Timna y fueron traídos al laboratorio de arqueobotánica de la Universidad de Tel Aviv. La Dra. Dafna Langgut, declaró: “En el laboratorio examinamos los restos de plantas descubiertos en las excavaciones arqueológicas. En el estudio actual, examinamos más de 1.000 muestras de carbón vegetal con un microscopio electrónico. La estructura anatómica de la madera original está conservada en el carbón vegetal, y con el microscopio, las especies pueden ser identificadas. Las muestras se fecharon según la capa del montículo de los residuos en el que se habían encontrado, y algunas se enviaron también para datación por carbono-14”.

Mark Kavanagh describe los hallazgos: “Descubrimos cambios significativos en la composición del carbón vegetal, a medida que pasaba el tiempo. El carbón vegetal de la capa inferior de los montículos, datado en el siglo XI antes de la era común, contenía principalmente dos plantas conocidas por ser excelentes materiales de combustión: 40% de espinas de acacia y 40% de retama blanca local, incluidas las raíces de la retama. Las “brasas de la retama” son incluso mencionadas en la Biblia como excelente leña (Salmo 120,4).Unos 100 años después, alrededor de mediados del siglo X antes de la era común, contemplamos un cambio en la composición del carbón vegetal. La industria había comenzado a utilizar combustible de menor calidad, como diversos arbustos del desierto y palmeras. En esta última etapa, fueron importados otros árboles desde muy lejos, como los enebros de la meseta edomita en la actual Jordania, que cubrían distancias de hasta 100 km. desde Timna y terebinto, también transportado desde decenas de kilómetros”.

Los investigadores afirman que el cambio gradual en los contenidos del carbón vegetal, fue consecuencia de la sobreexplotación que ha destruido los recursos naturales-en este caso, la alta calidad de la leña, la acacia y la retama blanca. El Prof. Ben-Yosef señala: “Basándonos en la cantidad de residuos industriales encontrados en los sitios de elaboración, podemos calcular la cantidad de plantas leñosas necesarias para la producción de cobre. Por ejemplo, el sitio de producción denominado “La colina de los esclavos”, que era solo uno de los diversos sitios que funcionaban simultáneamente, quemaba hasta 400 acacias y 1.800 retamas por año. A medida que estos recursos disminuían, la industria buscaba otras soluciones, como lo demuestra la composición cambiante del carbón vegetal. No obstante, el transporte de plantas leñosas desde lejos no resultó rentable a largo plazo, y eventualmente, durante el siglo IX antes de la era común, fueron cerrados todos los centros de producción. La industria del cobre en el Valle de Timna fue reanudada solo 1.000 años después, por los Nabateos”

La Dra. Langgut concluye, diciendo: “Nuestro estudio indica que hace 3.000 años los seres humanos causaron un grave daño ambiental en el Valle de Timna, que afecta el área hasta la actualidad. El daño fue causado por la sobreexplotación, especialmente de la acacia y de la retama blanca, que, como especies clave en el ecosistema del sur de la Aravá, habían sostenido a otras numerosas especies, almacenado agua, y estabilizado el suelo. Su desaparición generó un efecto dominó de daños ambientales, perjudicando de forma irreparable toda la zona. Tres mil años después, el medio ambiente local aún no se ha recuperado de la crisis. Algunas especies, como la retama blanca, que antiguamente predominaba en el Valle de Timna, son ahora muy raras, y otras han desaparecido para siempre”.

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