Aunque se vista de seda, y los artificiosos afeites lleguen a disimular casi acabadamente los rasgos que le son propios, el BDS es lo que es: un movimiento antisemita que aboga por la eliminación de Israel. 

Se sabía que el silencio en redes de Ben & Jerry’s no iba a acabar bien. La pasada primavera, cuando estalló el último conflicto entre Israel y Hamás, la compañía heladera, que ya era woke antes de que la mayoría de la gente supiera qué era eso de ser woke, fue objeto de presiones feroces por parte del activismo izquierdista para que rompiera con el Estado judío.

Barrer todos los judíos al mar: esa es la aspiración eterna de todo antisemita. Eso es el BDS. Y su propio líder, Omar Barghouti, no muestra ni el más mínimo decoro en disimularlo.

“En 2015, se transfirieron casi 5,1 millones de euros a las suborganizaciones afiliadas a organizaciones terroristas, e identificamos los nombres, las suborganizaciones, las direcciones y ustedes tienen la capacidad

Por primera vez, Israel niega la entrada a activista del BDS al país. Por primera vez en la historia del país, Israel negó el lunes la entrada a un activista del Movimiento de Boicot, Desinversión y Sanciones (BDS), citando "su actividad anti-Israel" como la motivación del hecho.

Para lograrlo tenemos que completar nuestro arsenal con un “arma” crucial: la unidad entretodas las facciones de la sociedad. Como ya escribí anteriormente: el mundo nos odia porque nos odiamos unos a otros; dejemos de hacerlo.