El Ministro de Defensa Moshe Dayan, el Jefe de Gabinete Yitzhak Rabin, el General Rehavam Zeevi y el General Narkis en la ciudad vieja de Jerusalem, 1967. (Flickr - Oficina de Prensa del Gobierno) (Flickr - Oficina de Prensa del Gobierno)
Defense Minister Moshe Dayan, Chief of staff Yitzhak Rabin, Gen. Rehavam Zeevi (R) And Gen. Narkis in the old city of Jerusalem, 1967. (Flickr - Government Press Office)

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El domingo 5 de junio se cumplieron 55 años desde el comienzo de la Guerra de los Seis Días.

Por: Ana Jerozolimski, Semanario Hebreo Jai

Las polémicas sobre el control de los territorios de Judea y Samaria (Cisjordania), en disputa, no pueden hacer olvidar el hecho que Israel conquistó dichas tierras al tener que repeler ataques árabes en su contra. Fue claramente una guerra de autodefensa. Los israelíes que vivieron aquella época, recuerdan claramente la época conocida como la «hamtaná», o sea «la espera», semanas durante las cuales los árabes vociferaban amenazas de exterminio, dando además pasos concretos que era claras provocaciones previas a un ataque.

Cuando entendió que la guerra era inminente y que los árabes que lo rodeaban estaban por atacar, Israel decidió disparar el primer tiro, destruyendo en tierra a la Fuerza Aérea de Egipto, lo cual fue clave para tener superioridad estratégica en el aire.

Es oportuno volver a publicar una entrevista que realizamos hace unos años con quien fuera Presidente del Parlamento israelí y Ministro de Policía Shlomo Hillel, un hombre del laborismo, sobre aquellos años, entre otros temas. Shlomo Hillel falleció lamentablemente hace varios meses.

Estos fueron algunos de sus conceptos. Creemos ilustrativo recordarlo hoy, cuando hay quienes creen que la violencia comenzó aquí por la ocupación. No minimizamos en absoluto la necesidad de hallar una solución también al tema territorial. Pero no es por eso que hay conflicto, sino al revés.

Cuando la guerra de los Seis Días, Shlomo Hillel era el número dos en la representación israelí en las Naciones Unidas. Recuerda la sensación de aquellos días en que los árabes prometían la destrucción de Israel.Y aunque crítico de la actual postura política de Israel respecto a los territorios que conquistó en la guerra , recalca: “el gobierno no quería esa guerra ni la buscó”.

P: ¿Recuerda la sensación que se había vivido antes del comienzo de la guerra, en esa época llamada “la espera”? Aunque estaba lejos, seguramente lo captaba claramente.

R: Es indudable que había un gran temor de un ataque masivo árabe. Se estaban preparando terrenos como cementerios para miles de personas. En Tel Aviv se estaban cavando posiciones defensivas.  Creo que podemos sí decir que había temor de ser destruidos. No olvidemos que en ese entonces estábamos más cerca que ahora de la Segunda Guerra Mundial. Si hoy yo hablo con mis nietas, no pueden captar que se pueda aniquilar a Israel. Pero mi generación lo podía ver entonces de otra forma.

P: ¿Qué decían concretamente los árabes, como para que ustedes hayan tenido entonces esa sensación?

R: Decían explícitamente que quieren destruir a Israel. Esa era la intención que transmitían. Ya lo habían dicho  en la guerra de independencia. No hablaban de conquistar tal o cual territorio sino de aniquilar al Estado de Israel. Hay que entender el tema conceptual de fondo: no se trataba de conquistar toda la tierra y pasar a ser el gobierno, sino de terminar con Israel como Estado judío, de destruir al pueblo que aquí vivía.

P: ¿Cómo vivía usted toda esta situación en las Naciones Unidas?

R: Allí se sentía que se venía un gran ataque contra Israel. Yo había sido antes embajador en Africa, en Guinea y Costa de Marfil. Se me acercó un día en la ONU un colega que había sido embajador de Francia en Costa de Marfil y me dijo: “Yo sé que usted tiene  un cargo importante, que seguramente tendrá que volver a su país. Quiero decirle que mi familia en Francia está dispuesta a recibir a su familia, que puedan estar tranquilos allí”.

P: Captaron el ambiente, lo que parecía avecinarse.

R: Exactamente. Es que realmente pensábamos que habría miles de muertos.

P: ¿Y qué decían los árabes en la ONU misma?

R: Ante todo le diré que el debate en el Consejo de Seguridad comenzó, por la diferencia horaria, cuando de hecho el curso clave de la guerra ya había sido determinado. Es que al destruir la fuerza áerea de Egipto en tierra, para neutralizarla, Israel se había garantizado que podría fácilmente también destruir a los blindados egipcios que avanzaban por el Sinaí.

En la ONU se llevaba a cabo el debate sobre la guerra en la que los árabes habían prometido destrucción, varios diplomáticos pronunciaron discursos sobre la importancia de la paz y el Secretario General recibió un informe que seis observadores  de la ONU que se hallaban en Gaza, del contingente de la India, habían muerto en un bombardeo. Y nadie decía nada de las intenciones árabes vociferadas tanto tiempo, pero se dedicaron otras dos horas a decir qué lamentable era esto.

UNA MIRADA ACTUAL

P: ¿Cómo ve hoy aquella guerra?

R: La guerra de los Seis Días nos fue impuesta. Creo que todavía no entendemos a fondo por qué los egipcios decidieron lanzar esa guerra. A mí me parece que su Presidente Nasser quería garantizar su posición como líder y héroe del mundo árabe y musulmán, luego de su derrota unos años antes en Yemen.

Nosotros no teníamos ninguna intención de iniciar una guerra. Inclusive en relación a Jerusalem, Israel no buscaba ningún roce con Jordania y si no nos hubiera atacado, no habría habido guerra en ese frente. Me es importante dejar esto en claro.

Al mismo tiempo, también veo resultados negativos de esa guerra ya que considero que comenzó a cambiar el comportamiento de la sociedad israelí, para mal. Al ampliarse  tan rápidamente las fronteras, eso influyó en la percepción de la gente, aumentaron las diferencias sociales y económicas. Y también está la problemática ideológica por supuesto.

P: ¿El mesianismo?

R: Israel no salió a la guerra para liberar el Muro de los Lamentos ni la tumba de Rajel sino para impedir el exterminio prometido por Nasser. Pero cuando la gente pudo ir nuevamente a esos lugares sagrados, sentía que el Mesías estaba llegando. Claro que la emoción estaba justificada y que para una persona creyente era una gran cosa haber llegado al Kotel, el Muro de los Lamentos.

P: ¿Acaso no era algo grande también para una persona no creyente?

R: Es cierto. Durante años, violando los acuerdos de armisticio, los jordanos nos impidieron el acceso al Kotel. Y poder volver allí, claro que era algo grande. No podemos hacer caso omiso de ello. Para mí el Kotel no es un tema de santidad, sino un monumento clave de nuestra historia. Es indudable que también alguien no creyente era ineludible que se emocione al volver.

P:  Pero creo  que más allá de las preferencias de cada uno, lo clave es preguntar cuál era la posición del gobierno .

R: Una o dos semanas después de finalizada la guerra, el gobierno de Israel, en el cual recordemos que todavía estaba Menajem Begin, decidió que estamos dispuestos a devolver el Sinaí a Egipto y los Altos del Golán, a cambio de acuerdos de paz. Si mal no recuerdo, fue una decisión unánime. Lo que puedo afirmar en forma categórica es que esa fue formalmente la resolución del gobierno, que se transmitió a través de Estados Unidos a Nasser. Pero los árabes….

P: Respondieron con los tres “no” de Khartum…

R: Exactamente. Dijeron “no”   y esa fue la postura de los árabes hasta finalizada la guerra de Iom Kipur en 1973. No al reconocimiento de Israel, no a la paz con Israel, no a negociaciones con Israel.

P: O sea me está diciendo que lo que impidió todo avance no fue el hecho que había gente en el partido laborista entonces en el gobierno, que no quería retirarse, sino la postura de los árabes, que rechazaron la decisión oficial del gobierno que manifestaba disposición a sí salir de los territorios conquistados.

R: Exactamente eso. Dijeron que no negociaban con Israel, no reconocían y no harían la paz con Israel. Esa negativa siguió por varios años.

P: Y en el interín comenzaron a instalarse poblaciones israelíes en territorios conquistados en la guerra de los Seis Días.

R: Así es. Pero la postura árabe contra todo contacto se mantuvo y a ello se sumó la guerra del Desgaste que lanzaron contra Israel, que fue muy dura, más que la guerra de los Seis Días, y que también cambió el estado de ánimo en Israel. Hay quienes alegan que hubo una propuesta de los egipcios y nosotros no la aceptamos. Pero hay que entender que lo que presentaron fue una propuesta que consistía en que nos retiremos de absolutamente todos los territorios conquistados en la guerra, sin que ellos firmen con nosotros un acuerdo de paz a cambio de ello ya que lo que proponían no era “salaam”, o sea paz, sino “sulh”, algo así como una tregua a largo plazo. De paz no se hablaba , no de intercambio de embajadores, nada. Se lo debía ver sólo como una especie de armisticio. Además, Egipto hablaba de esa fórmula como “líder del mundo árabe”, la exigencia era retirarnos de todos los territorios en todos los frentes, aunque los otros países, Siria y Jordania, tampoco estaban dispuestos  a hablar de nada. El tema de la paz quedaba abierto a las generaciones venideras.

Eso cambió recién en 1973, cuando llegamos al kilómetro 101 de El Cairo. Recién ahí  Egipto estuvo dispuesto a negociar con nosotros.

P: No sobre la paz sino sobre separación de fuerzas.

R: Por supuesto. Pero no importa, aceptaron un contacto. Hasta entonces, nada. Todas las supuestas “propuestas” habían sido transmitidas a través de la ONU o Estados Unidos, como imposiciones, no como base de ningún tipo de diálogo.

ISRAEL ESTUVO DISPUESTO A HABLAR

P: Antes usted mencionó que poco después de la guerra, el gobierno se dijo dispuesto a retirarse del Golan y del Sinaí. ¿No se mencionó a Judea y Samaria, o sea la Margen Occidental del Jordán? Recordemos que ese es hoy uno de los puntos clave de la discusión con los palestinos.

R: Es cierto que en aquella resolución del gobierno poco después de la guerra, no se mencionó a Judea y Samaria, pero no por querer quedarse con esos territorios sino porque su estatuto era distinto.  Sinaí era claro que era de Egipto, el Golan de Siria, pero Judea y Samaria, o sea la Margen Occidental del Jordán, habían sido ocupadas por Jordania en la guerra del 48 , una ocupación no reconocida ni siquiera por el mundo árabe.

Muy poco después de esa resolución se decidió en el gobierno y luego se votó en la Kneset, que la parte de Jerusalem conquistada en la guerra, por lo cual habíamos logrado volver al Muro de los Lamentos, sería declarada parte integral de Jerusalem unificada, capital de Israel. No se anexó ningún otro territorio porque la intención era poder llegar a un acuerdo con los árabes. Lo único que se quiso “salvar” fue Jerusalem, que no volvamos a perderla y que no se vuelva a dividir y a tener vedado el acceso al Muro de los Lamentos.

P: O sea que se hizo una distinción clara entre Jerusalem y el resto del territorio, ambos conquistados en el frente jordano.

R: Por supuesto. Y si se decidió imponer la ley israelí solamente en Jerusalem y no en el resto, implícitamente se estaba diciendo que lo demás no necesariamente quedará en manos de Israel en el futuro. También los ministros del Mafdal, el Partido Nacional Religioso, y el propio Menajem Begin de Herut, votaron en favor de aquella decisión en pro de la imposición de la legislación israelí en Jerusalem solamente, de la cual se desprendía que no se la imponía en Judea y Samaria, que no se las convertía en parte del territorio soberano de Israel.

Y sin duda, el espíritu del gobierno era de disposición a hablar sobre todo lo demás, salvo Jerusalem.

JERUSALEM, SIN PLANES

P: Usted se enteró de la liberación de la Ciudad Vieja de Jerusalem cuando estaba en camino a Israel ¿verdad?

R: Así es. Estaba en Italia.De hecho los jordanos ya el primer día de la guerra comenzaron a cañonear en la zona central. Una fuerza de Jordania intentó conquistar Armon HaNatziv en Jerusalem. La verdad es que nuestras tropas no estaban  prontas para ello, porque no había un plan anticipado de conquistar Jerusalem.  Es importante destacar que el diplomático noruego que era representante de la ONU, le dijo al Rey Hussein de Jordania, de parte del Primer Ministro Levi Eshkol, que no intervenga, que si él no interviene en la guerra, Israel no tiene intención ninguna de atacarle.

P: Pero Hussein no hizo caso.

R: Y poco después se reveló la  conversación telefónica entre Nasser y Hussein…

P: …Que Israel interceptó…

R: Así es. En la que Nasser le decía a Hussein que están ganando y que están llegando a Tel Aviv. Hussein se tentó  y no escuchó las advertencias. En realidad, no podemos saber con plena certeza si fue así o si quizás ya no tenía más remedio porque su ejército había sido puesto bajo la comandancia de Egipto.

La verdad es que mientras en el frente sur, en el Sinaí, estaba todo programado por si estallaba realmente la guerra que se temía , en el frente jordano las cosas no eran así. No había ningún plan de conquista de Judea y Samaria, de la Margen Occidental del Jordán, porque no había intención de conquistarla.

¿CAMBIOS?

P: Usted tuvo a su cargo los asuntos de Oriente Medio, aunque Israel no hablaba con nadie en la región. ¿Algo cambió después de la guerra?

R Había contactos informales con los jordanos, que se conocían como “contactos debajo del puente”, porque eran en la zona del puente Allenby. También había todo tipo de contactos con figuras palestinas.

P: ¿Podía pensar en aquel momento, hace medio siglo, que habría en algún momento diálogo con países árabes?

R: En aquel momento no era real pensar en relaciones con países árabes, pero sí teníamos con Turquía y con Irán.  Hoy 50 años después, ya tenemos acuerdos de paz con Egipto y Jordania y ciertos entendimientos y acuerdos con los palestinos y posibilidad de que se logre otros. Es totalmente distinta la situación actual de la que vivimos hace medio siglo.

El problema es que por otro lado se ha desarrollado en Israel una corriente mesiánica que a mi criterio complica seriamente la posibilidad de  que lleguemos a un acuerdo.

P: ¿Alguien hablaba cuando la guerra , de la creación de un estado palestino?

R: Eso comenzó recién después de la guerra de los Seis Días. Recordemos que Al Fatah fue fundado en Jordania, antes de la guerra.

P: O sea antes de la conquista de territorios.

R: Por supuesto. No crearon Al Fatah para liberar ningún territorio en manos de Israel, porque no estaban en manos de Israel. Nadie osaba hablar entonces de liberación de la Margen Occidental del Jordán de manos de Jordania para hacer allí un Estado. Ese no era un concepto que nadie mencionara. Crearon Al Fatah para tirarnos al mar, no para construir un Estado palestino . Hasta la guerra de los Seis días los palestinos no exigían ninguna separación de la Margen occidental porque se veían como parte de Jordania.

P: Le agradezco mucho por su tiempo.

R: A usted.

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