Hezbollah terrorists on the march. (IDF) Hezbollah terrorists on the march. (IDF)

RESUMEN: La pandemia del coronavirus se ha convertido en un serio desafío para la organización terrorista libanesa respaldada por Irán, Hezbollah, poniendo en tensión al grupo armado agente-estado más y mejor equipado del mundo. Sin embargo, informes recientes indican que estas condiciones no han detenido las actividades militares y terroristas de Hezbollah en la región.

Por Yaakov Lappin, publicado por JNS – Traducción: Hatzad Hashení

Tres ubicaciones a lo largo de la barrera de seguridad de Israel en la frontera libanesa fueron saboteadas el viernes 17 de abril, muy probablemente por agentes de Hezbollah, en lo que pareciera ser un intento por infiltrarse en territorio israelí. No se detectó trasgresión alguna.

Ese evento parece haber sido una respuesta directa a un dramático incidente que tuvo lugar el miércoles pasado en Siria. Según informes en los medios de comunicación internacionales, un ataque aéreo israelí dio en el blanco contra un vehículo jeep que transportaba a agentes de Hezbollah que podían haber estado involucrados en el tráfico de armas desde Siria al Líbano.

Un informe posterior del canal de televisión Al-Arabiya dijo que uno de los ocupantes en el jeep era Mustafa Mughniyeh, hijo del difunto jefe de operaciones de Hezbollah Imad Mughniyeh. Imad Mughniyeh murió en un ataque atribuido al Mossad y la CIA en el año 2008 en Damasco. Mustafa Mughniyeh y otros en el vehículo escaparon ilesos del ataque ocurrido la semana pasada.

Informes en los medios de comunicación internacionales indican que, aun cuando el mundo lucha contra el coronavirus, la acumulación de fuerzas y ​​el tráfico de armas por parte de Hezbollah continúan haciendo que los israelíes realicen ataques aéreos preventivos en Siria.

Esto no significa que Hezbollah no esté enfrentando nuevos desafíos. El primero tiene sus raíces en la angustia que el brote de coronavirus le está causando actualmente a su patrón Irán. La República Islámica está sufriendo altos índices de infección y de mortalidad, su economía se encuentra en crisis y su ya enguerrillado régimen está tratando de defenderse de las acusaciones de encubrimiento y mal manejo de la pandemia.

El gigantesco arsenal que posee Hezbollah, estimado por las FDI en alrededor de 130.000 proyectiles superficie-superficie, es pagado por Irán y sus Fuerzas Quds. El arsenal de Hezbollah consiste principalmente en cohetes Katyusha de corto alcance con un rango de 45 kilómetros (28 millas), pero también incluye más de 3.500 proyectiles que ponen a Tel Aviv a su alcance en donde estos portan ojivas de 150 kilogramos. El arsenal también incluye más de 200 misiles balísticos de largo alcance que transportan ojivas de media tonelada. Estos misiles pueden dar en el blanco sobre cualquier región en Israel.

Las defensas aéreas de Israel, formadas por los sistemas Iron Dome (Escudo de Hierro), David’s Sling (Honda de David) y Arrow, pueden detener muchos ataques de proyectiles, pero se verán inundados por la escalada del arsenal de Hezbollah en cualquier conflicto a gran escala, lo que significa que algunos de los ataques de Hezbollah invariablemente harán blanco en su objetivo. Los ataques paralizaran el frente interno junto a la economía israelí y si se llegasen a atacar lugares simbólicos o estratégicos, estos pudieran causar daños importantes a las infraestructuras nacionales más críticas. Hezbollah también posee una serie de misiles crucero anti-buques y baterías de misiles aire-superficie.

Irán y Hezbollah planearon establecer una industria nacional de misiles guiados a precisión en el Líbano que permitiría la producción en serie de una gran cantidad de misiles. Estos parecen haber congelado este proyecto luego de una serie de advertencias israelíes para desistir o enfrentar alguna acción militar. Mientras más se esfuerce Irán por pagar tales actividades, más restricciones enfrentará Hezbollah.

Además, el recién nombrado Comandante de las Fuerzas Quds de Irán Esmail Qaani, quien reemplazó a Qassem Soleimani después de su asesinato ocurrido en un ataque perpetrado por Estados Unidos utilizando drones en enero, significa que el liderazgo de Hezbollah se encuentra ahora trabajando con un comandante iraní menos carismático e influyente. Si bien se espera que las Fuerzas Quds continúen haciendo todo lo posible para equipar a Hezbollah con una serie de nuevos armamentos, la dinámica entre el líder de Hezbollah Hassan Nasrallah y Qaani es algo totalmente desconocido que pudiera muy bien afectar una cooperación a futuro.

En el Líbano, territorio de Hezbollah, la organización ha enfrentado acusaciones de importar el virus a través de vuelos desde Irán. El Brigadier General (ret.) Yossi Kuperwasser, ex-jefe de la división de investigación en la Dirección de Inteligencia Militar de las FDI, le dijo al Proyecto de Investigación sobre Terrorismo (PIT) que los vuelos internacionales desde Irán supuestamente ayudaron a propagar la enfermedad en el mundo árabe, presionando de esta manera sobre Hezbollah en el Líbano.

“Hezbollah se encuentra bajo presión tanto por el virus como por sus vínculos con Irán”, dijo Kuperwasser. “Los iraníes continúan activos en el Líbano. Hezbollah opera en estrecha proximidad con los iraníes en Siria y en otros lugares. Todo el episodio se refleja negativamente sobre Hezbollah. Todo esto ha llevado a acusaciones en su contra [en el Líbano]”.

Aunque Hezbollah está utilizando su extensa infraestructura civil y militar para combatir la propagación del coronavirus, el programa tiene una naturaleza sectaria definitiva, ya que se están llevando a cabo esfuerzos principalmente en las zonas chiitas del Líbano.

Mientras tanto, los inmensos problemas económicos del Líbano, anteriores al virus, solo se han agudizado con la pandemia. Algunos en el Líbano, como el ex-primer ministro libanés Fouad Siniora, culpan a Hezbollah y su resistencia por su ayuda prestada a las instituciones financieras internacionales para garantizar que no exista solución alguna a esos problemas.

Según un informe publicado en marzo en el semanario Arab, Siniora dijo que el Líbano está “compareciente y requiere de un medicamento mucho más fuerte que ungüentos”. Este agregó que los libaneses están pagando muy caro por “la hegemonía de Hezbollah sobre el estado y su abstención de implementar reformas prometidas por dicho estado”.

El informe también citó al ex-parlamentario libanés Fares Saeed, quien dijo: “Hezbollah es la entidad que toma las decisiones políticas en el país y mientras combate en Siria, Irak y Yemen, está tratando de establecer un sistema económico-político que coincida con su función regional derrocando el sistema financiero libanés y removiendo al país de la comunidad internacional en interés de una economía de resistencia – es decir, importando productos a través de canales y relaciones ilegales con Irán y China, además de cortar todas las relaciones con Washington y con la legitimidad internacional”.

La economía del Líbano se encontraba al borde del colapso antes de que ocurriera la pandemia y ahora se ve en una situación peor.

“Debido a la cercanía de Hezbollah con Irán, el Líbano actualmente sufre”, dijo Kuperwasser. A finales de marzo, el Líbano expresó interés en un préstamo de emergencia del Fondo Monetario Internacional (FMI). Hezbollah pareció cambiar un poco su tono respecto a aceptar la ayuda, pero el jefe de la organización Hassan Nasrallah, condicionó cualquier acuerdo ante los términos que “harían volar en pedazos el país”. El interés del Líbano refleja la inusual solicitud de Irán de un préstamo del Fondo Monetario Internacional (FMI) de $5 billones para combatir el brote del coronavirus.

“A los bancos no les gusta las conexiones con elementos terroristas. Esta es una de las razones por las cuales el FMI no ayuda a Irán”, dijo Kuperwasser. “Los sistemas bancarios en Irán y el Líbano están contaminados con actividades terroristas. Por lo tanto, el terrorismo de Hezbollah, reconocido por algunos en el sistema internacional, dificulta que el Líbano mantenga un sistema bancario que sea respetable y aceptable para la comunidad internacional”.

Las sanciones impuestas por los Estados Unidos contra varios bancos libaneses acusados ​​de tener vínculos con Hezbollah también han ejercido presión en los últimos años. Hezbollah se encuentra ahora intensificando una campaña “para colocar a sus aliados en el centro del sistema bancario del Líbano mientras Estados Unidos busca interrumpir las redes financieras del grupo armado”, según el diario de los EAU The National Hezbollah está tratando de instalar aliados dentro de las autoridades monetarias del Líbano “para ayudar al movimiento a eludir las ya intensificadas sanciones estadounidenses”, dijo el informe.

El informe, el cual cita a financistas árabes no identificados, advirtió que el resultado de tales esfuerzos en el Líbano pudiera extender el alcance de Hezbollah al centro neurálgico “del sector bancario del Líbano, habiendo sido este alguna vez el más importante en la región y pudiera obstaculizar cualquier posibilidad que el país tenga para salir de la peor crisis financiera en su historia moderna”.

Además, el papel que desempeñan las Fuerzas Armadas Libanesas (FAL) frente a Hezbollah sigue siendo motivo de controversia. Algunos observadores señalan una mayor colaboración entre las dos partes, tales como patrullas conjuntas a lo largo de la frontera libanesa-israelí. Otros ven a las FAL como posible contrapeso a Hezbollah. En el año 2018, el IPT informó que Hezbollah y las FAL están cooperando cada vez más, en donde el personal de Hezbollah a veces utiliza los uniformes de las FAL durante sus patrullas conjuntas.

Desde el año 2010, Estados Unidos ha invertido más de $1.82 billones en asistencia de seguridad para las FAL. Pero la falta de voluntad o incapacidad de las FAL para activamente contrarrestar de cualquier manera a Hezbollah ha suscitado profundas dudas sobre su papel junto a generar controversias a la continua asistencia estadounidense. A pesar de toda la tensión existente, Hezbollah no parece haber renunciado a sus actividades armadas en la región. Este todavía posee unos 2.300 agentes en territorio sirio.

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