Querido Padre:

Te escribo esta carta en nombre de los hijos, incluyendo aquellos que son demasiado jóvenes como para que escriban ellos solos. Muchos de Tus queridos hijos son descendientes de padres que no recibieron una educación de Torá y de preceptos y que no tuvieron el beneficio de recibir una debida educación judía.

Con el arribo del internet, tenemos acceso a clases de Torá de grandes rabinos como el Rav Arush, el Rav Brody, y el querido Rav Yonatan Galed, que dedican sus vidas a difundir las enseñanzas de la Torá. Sin embargo, el problema es que aquellos que más se beneficiarían con esas enseñanzas están inmersos en búsquedas seculares y todo tipo de distracciones vanas. No están dedicando tiempo a entender lo que significa haber nacido judío, o bien porque todavía no se despertaron de su letargo espiritual, o bien porque están demasiado ocupados con el solo hecho de existir. Creen que no tienen tiempo para meditar, cambiar y vivir una vida acorde a la necesidad de sus almas.

Los que buscan la verdad han sido afectados por el surgimiento de energías espirituales que se han infiltrado en nuestro mundo – el Mundo de la Acción (Olam HaAsiá. Por muy maravilloso que esto pueda ser, hay tantos que todavía no se han identificado con el alma y que tienen hijos que no están recibiendo la nutrición espiritual que necesitan…. Y así el ciclo continúa. El énfasis que ponen los helenistas en lo físico ha causado un terrible holocausto espiritual en nuestro pueblo que sigue afectando a nuestros hijos.

En Egipto fuimos esclavos durante 210 años debido a que no clamamos ante Ti. Aceptamos la servidumbre y fuimos complacientes, porque nos hicieron un lavado de cerebro haciéndonos pensar que esa era la vida y listo. Aceptamos la mentalidad de esclavos y Tú, nuestro benevolente Padre, tuviste que hacer que las cosas empeoraran para que finalmente clamáramos ante Ti. Hoy las cosas no cambiaron mucho. Nos hemos complacido con la vida así como es.

Hay momentos para expresar gratitud y hay momentos para fijarnos muy bien lo que estamos enfrentando y ser fuertes. Ningún niño judío debería ser privado de una debida educación judía. Si estamos en busca de un diploma, vamos a la universidad. Si queremos sabiduría de vida, estudiamos la Torá. Somos demasiados los que estamos guiando a nuestros hijos inocentes por un camino superficial que finalmente conducirá a que reciban un pedazo de papel, un diploma, que esperan que les consiga un trabajo bien pago. Este camino no pone énfasis en el sentido de la vida ni en su propósito, porque sin la debida conexión contigo, nuestro Padre, nuestro Rey, no podemos saber qué nos traerá sentido y satisfacción y felicidad.

Las vidas de nuestros hijos están en peligro. El aumento en tasas de déficit de atención, mal comportamiento crónico, depresión, autismo, adicciones, aislamiento, bullying, afiliación con grupos delincuentes, y problemas de aprendizaje son síntomas de almas dolidas que están suplicando ayuda. Nuestros hijos están bombardeados con cosas materiales y su espiritualidad está desnutrida. Nuestros hijos necesitan que nosotros, sus padres, clamemos ante Ti para poner fin al sufrimiento emocional. Tenemos que difundir la emuná, hacer teshuvá y rectificar nuestro carácter.

Por favor, Aba, haz un milagro y salva a los hijos que tan desesperadamente buscan modelos de ejemplo, y se sienten perdidos y abandonados. Estamos en un momento crucial de la historia.

Confiamos en Tu bondad y sabemos que todo es para bien. Pero es difícil ver a nuestros hijos luchar con su identidad y con su fe. Anhelamos el tiempo en que la idolatría dejará de existir y la paz reinará en tu mundo, en que las falsedades que hoy prevalecen se derrumbarán y retornaremos a Ti para cumplir Tus leyes y construir el Tercer Templo en Jerusalén. Que sea muy pronto y en nuestros días. Amén!

Atte.

PJE: Padres judíos en todas partes.

 

Fuente: Breslev en español

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