(AP Photo/Manuel Balce Ceneta) AP Photo/Manuel Balce Ceneta
AP Photo/Manuel Balce Ceneta

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, parece interpretar el conflicto palestino-israelí bajo la clave de su oficio previo como magnate del negocio inmobiliario. Es decir no como una confrontación religiosa, nacional, étnica, política, moral, etc.; sino más bien principalmente como un problema de bienes raíces. Para ser más claros, entre dos sujetos o entidades en disputa por la división de una propiedad.

Por Pablo Sklarevich, Aurora

El momento elegido para revelar su plan de paz, el llamado “Acuerdo del Siglo”, tendría aparentemente más que ver con la desilusión del presidente al comprender que las elecciones en Israel tienden a repetirse en forma indefinida, en un virtual empate, sin resolución. A la vez que se siente compelido a mostrar a sus votantes que cumple con sus promesas electorales -o al menos lo intenta-, y no una táctica para rescatar al primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, de las vicisitudes en horas difíciles, por su inminente procesamiento en tres casos de corrupción, como se ha especulado en forma generalizada en los medios de Israel.

Al parecer, el equipo estadounidense que diseñó el plan de paz, tras haber estudiado el historial del conflicto, adquirió la percepción de que una de las partes –los palestinos- se niega a sellar un trato, no importa las ventajosas concesiones que se le ofrezca. Por lo tanto, la Administración estaría dispuesta a hacerle pagar un precio, a menos que se avenga a la mesa de negociaciones. Algo que muy probablemente, el gobierno palestino de Ramallah no hará.

Al final de cuentas, se trataría de un golpe diplomático. Según el historiador y ex embajador de Israel en Washington, Michael Oren, la idea consistiría en cerrar la brecha tácita entre el consenso político interno israelí y los estados árabes sunitas. Los palestinos quedarían por su propia reluctancia afuera.

Entre tanto, la solidaridad del mundo árabe en torno a la cuestión palestina amenazaría con fragmentarse, en los últimos años, probablemente en consonancia con el surgimiento de la llamada Primavera Árabe y la amenaza iraní.

Asombrosamente, fuentes políticas del Golfo Pérsico revelaron en conversaciones confidenciales a diplomáticos occidentales, según informó el canal estatal israelí Kan, que no descartaban de plano el plan de paz de Trump; a pesar de que no incluye un estado palestino sobre las líneas de armisticio de 1967. La condición mínima que esos factores reclamaron es que el plan incluyera un estado palestino, sin otras condiciones.

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