Como ya hicieron el año pasado y todos los anteriores, los enemigos de Israel están tratando de aprovechar las fiestas navideñas afirmando que Jesús era palestino. El líder de la Autoridad Palestina, Mahmud Abás, ha convertido esta absurda tesis en un clásico navideño, en línea con los intentos de mostrar a los judíos como colonizadores extranjeros en su patria ancestral. Pero aunque deberían rechazar tajantemente este bulo, los cristianos estadounidenses sí que deberían pensar en Oriente Medio durante estos días festivos. Un numero indeterminado de cristianos de la región ha sido expulsado de sus hogares o ha sido víctima de asesinatos, violaciones y robos a manos de los terroristas del Estado Islámico y de otras fuerzas islamistas: en estos días de Navidad, los creyentes deben recordar que el resultado de la lucha que se libra por la región no puede ignorarse. Todo esto también debería recordarles que los cristianos jamás deberían creer que pueden mejorar las vidas de sus correligionarios colaborando con los intentos de destruir a la otra minoría religiosa de la zona: los judíos.
Durante el último siglo, a los cristianos de Oriente Medio se les ha considerado, en buena medida, atrapados en medio de una cruenta guerra por Tierra Santa librada por judíos y árabes. Pero eso refleja un profundo desconocimiento de la realidad del conflicto. Pese a que muchos cristianos han sido destacados nacionalistas árabes, su intento de identificarse con la lucha contra el sionismo no ha hecho que sean más aceptados en el seno de la sociedad palestina ni del mundo árabe y musulmán en general. Al contrario: durante décadas, el movimiento nacionalista palestino ha adoptado un tono cada vez mas islamista; incluso figuras supuestamente laicas, como Yaser Arafat y su sucesor Abás, han adoptado el lenguaje del triunfalismo islamista. Esto se debe, en parte, a su necesidad de competir con rivales islamistas como Hamás, pero también porque ello refleja las raíces culturales y religiosas de la lucha por la destrucción de Israel. Los palestinos y sus partidarios árabes y musulmanes nunca han tratado de crear un Estado junto a Israel, sino de asegurarse de que no haya parte alguna de la región que quede bajo soberanía mayoritariamente judía.
Dejando a un lado a los palestinos, la lucha en Irak y en Siria, donde el Estado Islámico ha arrasado y se ha hecho con el control de amplios territorios, refleja un nivel de intolerancia similar respecto a las minorías no musulmanas. Por decirlo claramente: una marea islamista ha barrido toda la región y ha convertido a los cristianos en una minoría amenazada. Aunque este problema no es nada nuevo, las atrocidades infligidas a las víctimas cristianas del EI hacen que lo que se está jugando en esta lucha no pueda estar más claro.
Volviendo a los palestinos, esa misma dinámica ha provocado un masivo éxodo cristiano de los territorios. Aunque los polemistas antiisraelíes atribuyen falsamente esa dispersión a acciones israelíes, son las cada vez más radicales iniciativas de Hamás y de sus rivales de Fatah (supuestamente laicos) las que han hecho que la vida en localidades tradicionalmente cristianas, como Belén, sea cada vez más insostenible para los no musulmanes. En cambio, Israel sigue siendo la única nación de la región que, además de ser una democracia funcional, respeta los derechos de los cristianos y de los miembros de todas las religiones. Por su parte, los palestinos no ocultan el hecho de que su futuro Estado será un lugar donde ningún judío será bienvenido. ¿De verdad creen los cristianos norteamericanos que a sus correligionarios les irá mucho mejor en un Estado como ése, cuyo principal finalidad será perseverar en los intentos de destruir lo que quede del Estado judío?
Los cristianos estadounidenses no deberían creer las mentiras navideñas de los palestinos, ni sus intentos de mostrar falsamente a Israel como el obstáculo para la paz. Esta Navidad se dirá mucha palabrería sobre la paz. Pero hasta que los palestinos no dejen de tratar de negar la historia judía, y con ella el derecho de los judíos a vivir en paz y seguridad en su patria ancestral, todo lo que logrará la causa de la coexistencia será eso: pura palabrería.
Fuente: elmed.io©
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