A terrorist prepares to fire a rocket at Israel. (Abed Rahim Khatib/ Flash90) (Abed Rahim Khatib/ Flash90)
terrorist rocket

Tras el reciente lanzamiento de cohetes, Israel no puede tolerar «las reglas del juego» que la Yihad Islámica Palestina (YIP) está tratando de imponerle, y el objetivo de alcanzar un «entendimiento» a largo plazo con el principal grupo terrorista, Hamás, se ve cada vez más distante.

Por Yaakov Lappin*

Durante meses, el gobierno israelí ha perseguido el objetivo de tratar de estabilizar la Franja de Gaza. Intentó alcanzar nuevos entendimientos de tregua con Hamás mediante negociaciones indirectas, negociadas por los egipcios y otros, y evitar así una nueva guerra. Pero los últimos incidentes muestran que el objetivo de estabilizar Gaza está cada vez más distante.

El domingo 23 de febrero la Yihad Islámica Palestina (JIP) intentó llevar a cabo un ataque con bomba en la frontera, el cual fue frustrado con éxito por las tropas de las FDI, que mataron a tiros al terrorista mientras plantaba la bomba. La indignación se extendió por todo Gaza cuando apareció un video de una excavadora de las FDI que retiraba el cuerpo del asaltante de la escena. Unos 30 cohetes fueron disparados contra Israel ese día, la mitad de los cuales fueron interceptados por Cúpula de Hierro y el resto impactó en campos abiertos.

Al día siguiente las FDI lanzaron una serie de ataques aéreos contra la YIP luego de que el grupo terrorista disparara al menos 14 cohetes contra Israel. El ataque con bomba en la frontera y el lanzamiento de cohetes son solo las últimas señales de cuán insostenible se está volviendo la situación con Gaza.

Hay algunas razones para esto. La primera es el hecho de que Hamás, el régimen gobernante en Gaza y su mayor ejército terrorista, no puede o no quiere restringir la YIP, la segunda facción armada más grande.

Durante el año pasado Hamás intentó evitar la guerra. El líder de Hamás, Yahya Sinwar, según una persona familiarizada con el tema, ha priorizado el objetivo de mejorar la situación económica y humanitaria de los habitantes de Gaza. Sinwar ha hecho esto, no porque Hamás haya abandonado su ideología radical a largo plazo de destruir Israel o sus esfuerzos para establecer oleadas de ataques terroristas desde Cisjordania, sino porque concluyó que una guerra en este momento amenazaría su propio régimen. También concluyó que un continuo deterioro económico entre los habitantes de Gaza supondría grandes riesgos para el control de Hamás sobre la Franja.

Entonces Sinwar se volvió hacia el pragmatismo temporal. Sigue interesado en la opción de llegar a acuerdos con Israel y espera que tales pasos mejoren la economía de Gaza, lo que conducirá a desarrollos como la construcción de nuevas fábricas para crear empleos, permitir que más comerciantes de Gaza entren en Israel y encontrar soluciones para la terrible necesidad de energía y agua en Gaza.

No hay duda de que Sinwar es fuerte en la Franja, al igual que los miembros del grupo militar de Hamás que lo rodean. Sin embargo, el liderazgo de Hamás aún carece del poder para obligar a la YIP a alinearse con los esfuerzos para alcanzar una tregua.

YIP quiere destruir las posibilidades de lograr un alto al fuego y Hamás no puede detenerlo. Esto se debe a que al hacerlo socavaría el espíritu de Hamás como movimiento islamista yihadista y cuestionaría su compromiso ideológico de entrar en conflicto con Israel.

Israel ha estado tratando de aislar la YIP y mantener a Hamás fuera de la lucha. Es por eso que realizó un ataque con misiles ultra precisos cuando asesinó al comandante de YIP, Baha Abu-al Ata, el 14 de noviembre de 2019, luego de que este ignorara las múltiples advertencias israelíes de cesar y desistir de los ataques con cohetes, misiles antitanques y de los ataques con bombas que estaba conduciendo contra israelíes.

El misil acabó con la vida de al-Ata y su esposa, pero no mató sus hijos, quienes estaban en otra habitación en un edificio de apartamentos en Gaza. Hamás se mantuvo alejado en los dos días de lucha que siguieron, tal como Israel pretendía.

La esperanza de Israel era que después de esa operación surgirían condiciones que permitirían a Israel y Hamás llegar a entendimientos a más largo plazo. Pero siguieron nuevos desarrollos. El asesinato del comandante iraní de la Fuerza Quds, Qassem Soleimani, hizo que YIP en solidaridad aumentara sus ataques desde Gaza.

Luego, a fines de enero, la administración Trump dio a conocer su plan de paz en Medio Oriente y Hamás sintió que tenía que hacer algo en respuesta para evidenciar su rechazo. Todos estos factores disminuyeron las posibilidades de una tregua a largo plazo entre Israel y Hamás.

La semana pasada, una célula de francotiradores de la YIP atacó las tropas de las FDI, que respondieron al fuego. YIP ha vuelto a sus viejos patrones al tratar de provocar inestabilidad todos los días.

Las opciones de Israel van de mal en peor

Hamás aún tiene que decidir sobre su identidad. ¿Es un régimen político civil? ¿Una facción terrorista? ¿Una fuerza militar? ¿Un movimiento nacional? ¿O una ideología radical fundamentalista? Hamás sigue tratando de decir «sí» a todo lo anterior; esto simplemente suma a la inestabilidad de Gaza.

Hamás no ha convencido Israel de que incluso es capaz de mantener una tregua, o de que no usará productos que entren en Gaza para aumentar su fuerza militar y amenazar a los israelíes. No puede proporcionar garantías de que los cohetes dejarán de aterrorizar a civiles israelíes, o que globos con granadas atadas dejarán de aparecer sobre pueblos y aldeas del sur de Israel. Visiblemente, no ha disminuido sus intentos de orquestar escuadrones terroristas mortales en Cisjordania.

Si Hamás quiere que se invierta dinero internacional en la crítica economía de Gaza, necesitará crear períodos significativos de calma y tranquilidad, algo que el grupo terrorista ha fallado constantemente en conseguir.

Israel ha mostrado gran paciencia y precaución en sus tratos con Gaza, con base en el entendimiento de que sus opciones van de mal en peor.

Encomiable, el primer ministro Benjamín Netanyahu no se ha apresurado a la guerra como primera solución. Pero las FDI, sin embargo, se han estado preparando para esta. Si alguna de las futuras rondas de escaladas conduce a la guerra, las FDI saben que esta vez tendrá que lograr resultados decisivos.

Eso significa atacar posiciones enemigas donde quiera que se encuentren, y todas estas posiciones están profundamente arraigadas en los barrios civiles de Gaza. Si las FDI detectan un cuartel general enemigo que opera en el cuarto piso de un edificio de apartamentos, puede usar su precisa potencia de fuego para golpear el piso sin derribar todo el edificio.

El camino potencial hacia una escalada más amplia se acorta con el tiempo. Las rondas de lucha pueden crear períodos de dos o tres «días de batalla» que luego volverán a la calma o se intensificarán en un conflicto más amplio.

Hamás y YIP han fabricado cohetes con ojivas más pesadas y con alcance más largo que en el pasado. Pero las FDI han completado un proceso largo y cualitativo de preparación y mejora. Han creado nuevas redes de combate que unen las fuerzas terrestres, la fuerza aérea y la dirección de inteligencia. Los comandantes de campo ahora tienen acceso a inteligencia, drones y otras capacidades a medida que avanzan por el campo de batalla urbano, capacidades que no existían hace cinco años. El «banco de objetivos» de los militares se actualiza constantemente.

Israel no puede sentarse indefinidamente al margen y observar a los residentes de Sderot, que solo tienen 15 segundos para encontrar refugio y viven vidas aterrorizadas. No puede aceptar que Ashkelon sea atacado regularmente por cohetes y por escuadrones terroristas que disparan desde los patios de las escuelas. Si llega la guerra, las FDI tendrán que atacar al enemigo donde quiera que esté.

El problema más amplio es que, si bien una guerra puede impulsar la disuasión israelí, no solucionará las condiciones económicas o humanitarias que han creado años de gobierno de Hamás. De hecho, después de una guerra futura esos problemas solo empeorarán.

El interés de Israel en seguridad es aumentar la calidad de vida de los habitantes de Gaza, un hecho que destaca el sistema de defensa israelí. Es un interés israelí disminuir la tasa de desempleo del 40% en Gaza, que alcanza el 65% entre las edades de 20 y 30 años. Estas cifras son una luz roja intermitente que muestra que Gaza está al borde del acantilado.

Todos los días más de 400 camiones transportan mercancías desde Israel a Gaza.

Cuando Gaza sufre cortes de energía, se corta la electricidad a las plantas de tratamiento de aguas residuales, y las aguas residuales de Gaza se lavan en la costa sur de Israel. Esta es una pequeña ilustración de lo imposible que es para Israel «desconectarse» completamente de los eventos en la Franja. Mientras que los hospitales en Gaza ahora tienen electricidad las 24 horas del día, otros problemas continúan acentuándose.

Un aumento en la tasa de desempleo de Gaza

El líder de la Autoridad Palestina (AP), Mahmoud Abbas, también ha causado un daño real a la situación económica de Gaza al recortar los presupuestos para castigar a Hamás, sus amargos rivales. Los recortes presupuestarios de la AP han provocado un aumento en las cifras de desempleo de la Franja.

El año pasado Israel aumentó drásticamente el número de comerciantes que cruzan fuera de Gaza por el cruce fronterizo de Erez: 355.500 cruces de este tipo ocurrieron en 2019 versus 106.400 en 2018. Las exportaciones de Gaza de productos de la agricultura, textiles y muebles han aumentado, pero estas medidas son mínimas en el gran esquema de las cosas y equivalen a una bandita en una herida abierta.

Israel quiere ver más salarios pagados en Gaza porque sabe que eso puede contribuir a la calma. Pero un ataque terrorista [en Israel] lanzado por un gazatí que recibió un permiso de entrada a Israel puede arruinar todos esos esfuerzos.

Si bien Israel reconoce la necesidad de mejorar la calidad de vida de los habitantes de Gaza, que viven bajo el gobierno de facciones terroristas que los utilizan como escudos humanos, no puede ceder ante los terroristas ni permitir que los ataques armados a comunidades israelíes queden sin respuesta. El hecho de no responder adecuadamente a la agresión terrorista no solo dañaría el poder de disuasión de Israel en su despiadado vecindario, donde otros enemigos vigilan de cerca, sino que también tendría efectos adversos en la comunidad internacional en general.

Mientras tanto, el complejo problema de Gaza continúa agravándose.

Fuente: BESA – Centro Begin-Sadat de Estudios Estratégicos / Extraído de la página de Aurora

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