Por Alan M. Dershowitz

Si esta fuera la primera vez que Hamás provoca que Israel emprenda acciones de autodefensa que resultan en la muerte no intencionada de civiles en Gaza, podría excusarse a los medios de comunicación por convertirse peones de las organización islamista.

Las más recientes provocaciones –40.000 gazatíes tratando de echar abajo la valla fronteriza y penetrar en Israel con cócteles molotov y otras armas improvisadas– son parte de algo que ha hecho repetidas veces Hamás y que yo denomino “estrategia del bebé muerto”. El objetivo de Hamás es que Israel mate tantos gazatíes como sea posible para que los titulares siempre empiecen, y a menudo terminen, con el recuento de víctimas. Hamás manda deliberadamente a mujeres y niños a la línea de fuego como escudos humanos; tras ellos van sus propios combatientes.

Los líderes de Hamás lo han reconocido hace mucho. Fathi Hamad, miembro hamasista del Consejo Legislativo Palestino, declaró allá por 2008:

Para el pueblo palestino, la muerte se ha convertido en una industria, en la cual descuellan las mujeres, y todo el pueblo que vive en esta tierra. Los más ancianos descuellan en esto, así como los muyahidines y los niños. Por esto es por lo que hemos hecho escudos humanos de las mujeres, los niños, los ancianos y los muyahidines, para desafiar a la maquinaria bombardera sionista. Es como decirle al enemigo sionista: “Nosotros deseamos la muerte tanto como tú la vida”.

Hamás hizo uso de esta herramienta para provocar dos guerras con Israel, en las cuales sus combatientes lanzaron cohetes desde instalaciones civiles como hospitales, escuelas y mezquitas. Cuando Israel respondió, puso gran empeño en evitar bajas civiles, lanzando octavillas de advertencia, haciendo llamadas telefónicas a los residentes en objetivos potenciales y dejando caer bombas de ruido no letales sobre las azoteas de los edificios que eran usados como plataformas de lanzamiento de cohetes o arsenales. Inevitablemente, algunos civiles murieron, y los medios culparon a Israel por ello, pese a las precauciones que tomó.

Lo mismo cabe decir de los túneles que Hamás excavó para secuestrar civiles israelíes. Los accesos a los mismos estaban en recintos civiles como mezquitas y escuelas. Utilizar a los civiles propios como escudos humanos y atacar a los civiles del enemigo es un crimen de guerra por partida doble. Con todo, los medios se centraron por lo general en la reacción de Israel ante esos crímenes.

La cruel realidad es que cada vez que mata accidentalmente a un civil gazatí, Israel pierde. Y Hamás gana. Israel lamenta cada muerte civil que provoca accidentalmente su ejército. Y Hamás saca tajada. Esta es la razón por la que alienta a las mujeres y a los niños a convertirse en mártires.

Llamar a esto “estrategia del bebé muerto” puede parecer cruel, porque lo es. Pero no culpen al mensajero por describir adecuadamente lo que sucede, sino a los que cínicamente la usan. Y a los medios por ponerse en manos de quienes la emplean e informar del número de bajas sin mencionar la estrategia deliberada de Hamás.

Es verdad que Gaza se encuentra en una situación desesperada. Pero se trata de una herida autoinfligida. Cuando Israel puso fin a la ocupación de la Franja, retirando hasta el último colono y el último soldado, Gaza podría haberse convertido en la Singapur del Mediterráneo. Es un bello lugar con una gran línea de costa. Recibe grandes cantidades de dinero y otras clases de ayuda desde Europa. Israel dejó allí invernaderos y maquinaria agrícola. Pero en vez de emplear estos recursos para alimentar, dar alojamiento y educación a sus ciudadanos, Hamás construyó cohetes y túneles del terror. Arrojó desde azoteas a elementos disidentes y asesinó a miembros de la Autoridad Palestina dispuestos a reconocer a Israel y a negociar con él.

Hamás rechaza la solución de los dos Estados o cualquier otra que deje a Israel intacto. Su única solución es la violencia, y los últimos acontecimientos en la valla fronteriza son una manifestación de esa violencia. ¿Puede algún país permitir que 40.000 personas comprometidas con su destrucción echen abajo la frontera y ataquen a aquellos de sus civiles que viven pacíficamente en las inmediaciones? Por supuesto que no. ¿Podría haber hecho Israel algo más para reducir el número de bajas entre quienes tratan de echar abajo la frontera? No lo sé, y tampoco las legiones de generales de mesa camilla que andan criticando a Israel por los pasos que ha dado para impedir una catástrofe entre los residentes de los pueblos y villas israelíes próximos a la raya.

Una cosa está clara: Hamás seguirá usando esta estrategia del bebé muerto mientras los medios sigan informando de las muertes como lo han hecho en las últimas semanas. En los medios muchos son cómplices porque su cobertura parcial alienta a Hamás a enviar mujeres y niños a ponerse en primera línea de fuego.

Quizá Israel podría hacerlo mejor a la hora de defender a sus civiles, pero es una certeza que los medios pueden hacerlo mucho mejor al reportar adecuadamente sobre la estrategia de Hamás, que está resultando en la muerte de tantos civiles.

Hay una viñeta genial que ilustra a la perfección la diferencia entre Hamás e Israel. En ella, un soldado israelí se pone delante de un carricoche para proteger al bebé que va dentro. Y el terrorista de Hamás que aparece en la misma lo hace por detrás del carricoche, usando pues a subebé como escudo humano. Esta viñeta ilustra mejor la realidad de lo que está sucediendo en Gaza que la mayoría de las informaciones objetivas de los medios.

Fuente: elmed.io©

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