Hamás confirmó explícitamente que el 80% de los muertos en sus violentos disturbios del martes eran terroristas conocidos y no civiles inocentes. La Yihad Islámica palestina reclamó que varios de los asesinados eran suyos.
Uno necesita poca imaginación para imaginar las sangrientas consecuencias si solo unos pocos fanáticos -perversalmente llamados "manifestantes" - fueran a romper la valla y entraran en una comunidad judía cercana.
El Hamas continúa convocando a manifestaciones violentas en la frontera con Israel. Una cosa tiene que quedar clara: Israel seguirá defendiendo a sus fronteras y sus ciudadanos, como lo haría cualquier otro país.
Como al inicio de las cenas de Pésaj que acabamos de celebrar estos días, reforzamos nuestra promesa de volver el año que viene a la Jerusalén reconstruida.