Una delegación de Rachashei Lev fue invitada por el papa Francisco al Vaticano, donde aprovechó al oportunidad para encontrarse con personalidades de la comunidad judía romana.
"Francisco no pronunciará palabra alguna. Será una visita en silencio, de dolor, compasión y lágrimas", explicó en una conferencia de prensa el portavoz del Vaticano, el padre Federico Lombardi.