La Unesco es una broma de mal gusto y su patético sentido de la comicidad no tiene límites. En sucesivas resoluciones politizadas, ha arrancado la historia judía de Jerusalem y reafirmado el carácter exclusivamente islámico de la ciudad santa.

Ha sido aprobada una resolución por la ONU que establece, entre otras cosas, que no existe nexo alguno entre el Monte del Templo en Jerusalem y el pueblo judío, incongruencia –de una magnitud tan significativa como decir que el Vaticano no tiene relación alguna con el Cristianismo.