Estoy llorando al escribir estas primeras palabras como si al abrir la boca para hablar al final terminara llorando. Te extraño querido marido. Extraño la antigua versión de tu persona, aquel al que conocí durante un lapso tan breve.

Para que no quede lugar a interpretaciones incorrectas, vuelvo a lo que es la sabiduría milenaria: La mayor declaración de amor posible, es bajo la Jupá: “He aquí eres consagrada para mí, mediante este anillo, tal como es la ley de Moshé e Israel…”