17 d. C. Tras recibir por herencia la Tetrarquía de Galilea y Perea, decide Herodes Antipas, hijo de Herodes el Grande, construir la ciudad de Tiberíades a orillas del Mar de Galilea. Imitando a su padre, que años atrás había construido el puerto de Cesarea en honor al césar Augusto, Antipas le dedica la ciudad al emperador Tiberio.