El número trece es el equivalente numérico de la palabra hebrea ejad, “uno”. Y dado que Hashem es Uno y Su Nombre es Uno, he aquí 13 conceptos que nos sirven de guía en la vida:

Existe un Creador y Soberano del mundo que dirige todas las cosas para cada persona con absoluta y precisa supervisión. Él es Quien determina las condiciones exactas de la vida de la persona: en qué familia ha de nacer, con quién se va a casar, qué aspecto tendrá, qué carácter tendrá, cuántos hijos tendrá, cuál será su posición económica, quiénes serán sus amigos y conocidos y toda la infinidad de detalles de la vida de cada persona.

El Creador es Aquel que decreta cuándo la persona tendrá éxito y cuándo fracasará. Cuándo va a caerle bien a la gente y cuándo va a ser objeto de ridículo; a qué personas va a encontrar etc… la lista es interminable.

La persona viene a este mundo con una misión. La vida en este mundo no es permanente. Comienza y termina en conformidad con la rectificación del alma de esa persona y de acuerdo con su misión en este mundo.

¿Quieren conocer la verdad? Examinen su vida! ¿Qué están haciendo? ¿En qué invierten sus energías, sus capacidades y sus esperanzas? ¿Acaso esas cosas son el propósito de su creación como personas? ¿Acaso sienten que están cumpliendo con su misión y alcanzando su objetivo en este mundo?

El único propósito del Creador al crear al hombre es conferirle todo el bien y apiadarse de él. El más grande placer del Creador es que la persona tenga todo lo bueno y tenga éxito en la vida. De la misma manera, el honor del Creador aumenta cuando la persona tiene una buena vida y tiene éxito en lo que hace. La compasión del Creador es ilimitada y ciertamente basta para ayudar a la persona y salvarla de las más difíciles situaciones aunque no se merezca esa ayuda, siempre y cuando nos dirijamos a Él.
Sabrán que el Creador oye, ve, supervisa y se interesa por el bienestar de hasta la más insignificante criatura, y siempre está dispuesto a ayudarla.

Dijo Rabí Natan de Breslev: “Allí donde percibo una falta, o bien no se oró o bien no se oró lo suficiente”. Por lo tanto, la cantidad suficiente de plegarias puede ayudarte a alcanzar todo lo que te está faltando.

¡Crees que todo proviene de Hashem, no? Entonces por qué no hablas con Él de cada cosa? Si no Le hablas de un cierto asunto eso significa que no crees en Él y que tu emuná necesita un fortalecimiento, pues Él es el único que puede ayudarte.

La emuná es el más grande poder que posee el individuo y es el que le permite enfrentar con éxito los desafíos de la vida, ya sea en el ámbito financiero, personal, educativo, espiritual, etc.

Toda desesperación es producto de una falta de emuná,que es cuando uno piensa que una cierta situación no tiene solución y uno pierde la esperanza, pensando que Hashem no puede rescatarlo.

Incluso las más grandes deficiencias de la persona son para su beneficio ulterior. Únicamente Hashem sabe cuál es el camino que debe transitar y el objetivo ulterior que ha de alcanzar.

La emuná le da un propósito y una razón de ser a cada cosa. Incluso la persona que se pasa la vida sufriendo puede encontrar un genuino consuelo en la emuná. si recibe la debida instrucción, va a poder ser rescatada de las dificultades que está pasando. Hashem ciertamente no desea atormentar a la persona. El objetivo del sufrimiento es incitar a la persona a que haga teshuvá para que pueda realmente vivir una buena vida.

La emuná nos enseña que Hashem es el único que dirige el mundo. Todo lo que sucede en el planeta es producto de Su compelta y precisa Supervisión Divina, tal como está escrito: “el Amo de cada acto”. Esto significa que Él controla cada hecho.

Repasen los trece conceptos antedichos una vez al día y ciertamente van a poder purificar su alma y acercarse a Hashem ¿Acaso existe algo mejor que eso?

Fuente: Breslev en Español

Escrito por el Rabino Shalom Arush

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