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La falta de potabilidad es un grave problema en todo el mundo pero investigadores israelíes hallaron una manera que en tiempo real identifica el peligro de infecciones fruto de aguas contaminadas.

Por Ido Bern, Israel21c

En general, el agua que fluye del grifo en Israel es completamente segura y se puede beber sin dudar mientras que en otras partes del mundo este no ocurre muy a menudo.

De acuerdo con el informe 2020 sobre el desarrollo de los recursos hídricos en el mundo de las Naciones Unidas, cerca de dos tercios de la población global sufre una grave escasez de agua durante al menos un mes al año e incluso cuando el agua llega al grifo, no siempre es seguro beberla debido a la contaminación, un problema generalizado que afecta a unos 500 millones de individuos en todo el planeta.

Solamente en 2012 hubo unas 842.000 muertes en países de ingresos medios y bajos por cuestiones relacionadas con agua potable contaminada.

“Por ejemplo, en EEUU la contaminación del agua de varios tipos provoca decenas de miles de hospitalizaciones al año y el costo estimado del tratamiento de estas enfermedades e infecciones supera los mil millones de dólares”, indicó el profesor Shlomo Sela del departamento de Ciencia de los Alimentos en el Centro Volcani, una organización de investigación agrícola de Rishon Lezion.

Esta cuestión también se traslada a Israel donde históricamente los pesticidas han sido los principales contaminantes agroquímicos de los acuíferos subterráneos del país así como la contaminación de fuentes como el mal funcionamiento de las líneas de alcantarillado o las tuberías dañadas.

Los posibles catalizadores de la contaminación son numerosos cuando se trata de agua de fuentes superficiales.

“En el pasado, cuando la mayor parte de nuestro suministro de agua provenía del Mar de la Galilea existía el temor a la contaminación debido a las inundaciones que podrían mezclarse con excrementos de animales o pesticidas de la agricultura de la zona. En la actualidad, Israel se realiza una prueba que tiene como objetivo detectar la presencia de bacterias en el agua una vez al día, y solo después de 24 horas se pueden ver los resultados”, explicó Sela.

Debido al tiempo necesario para tener esos resultados puede haber casos en los que los contaminantes del fluido solo se detecten después de que ya hayan llegado al grifo en el hogar del consumidor.
“Es por ello que a veces escuchamos en las noticias sobre agua potable contaminada en un área particular y el porqué del pedido a los ciudadanos que hiervan el agua para matar las bacterias”, expresó el científico.

Para un país que habitualmente experimenta una escasez crónica de agua, es imperioso corregir este problema.
Un estudio local desarrolló un método innovador para detectar rápido infecciones bacterianas en los sistemas de suministro de agua potable antes de que lleguen al consumidor.

Localizar la contaminación

Financiado por la Autoridad del Agua de Israel, la nueva investigación tenía como meta evaluar la espectroscopia de fluorescencia como una herramienta para medir y evaluar rápidamente la calidad microbiana del agua.

“El nuevo método que desarrollamos ofrece la posibilidad de conocer un cambio adverso en la calidad del agua en los sistemas de suministro de agua potable en tiempo real”, explicó Sela.

El objetivo es prevenir circunstancias en las que los contaminantes del agua se detectan demasiado tarde y garantizar que el agua libre de bacterias que contaminan llegue al hogar del consumidor.

El método se basa en una combinación de mediciones de fluorescencia junto con herramientas estadísticas avanzadas y aprendizaje automático.

Los sensores iluminan la bacteria en una longitud de onda específica y consiguen un reflejo en otra longitud de onda que permite detectar infecciones hasta el nivel de diez mil bacterias en un mililitro de agua.

De acuerdo con Sela, los sensores serán dispersados en puntos críticos del sistema nacional de transporte acuático. “Cuanto más amplio sea el diseño, más sencillo será identificar el área afectada. El alerta de contaminación será recibido en la computadora principal y en los teléfonos móviles del personal operativo del abastecedor de agua”, afirmó.

El especialista dijo también que para una etapa posterior consideran desarrollar un sensor barato pero menos inteligente que pueda conectarse a una máquina de filtración de agua doméstica en los apartamentos y advertir sobre una disminución en la calidad del agua debido a que, por ejemplo, un filtro no se reemplaza a tiempo.

Otra ventaja de esta técnica es que puede detectar todos los tipos de bacterias contaminantes en lugar de un solo tipo en particular y también puede descubrir una disminución general de la calidad del agua si se produce la contaminación.

“Si bien en esta etapa el sistema no detecta específicamente bacterias patógenas sí puede advertir sobre el daño general de la calidad del agua en tiempo real y dirigir a los operadores del sistema al área donde ocurrió la infección”, explicó Sela.

A pesar del optimismo que rodea al desarrollo, Sela remarcó que en la actualidad no es posible aplicar de inmediato la técnica a los sistemas de suministro de agua en Israel debido a varias dificultades técnicas, y que probablemente pasarán entre tres y cinco años más antes de lograrlo.

Acceder a agua limpia

Queda claro que prevenir la contaminación del agua es un paso clave para abordar la escasez mundial de agua.

Este problema se intensificó en las últimas décadas por culpa de varios procesos de urbanización, aumento del riego de tierras agrícolas y cambios en los patrones de precipitación, lo que provocó, entre otros males, la crisis climática global.

Es posible que el problema solo empeore debido al crecimiento de la población mundial, que en 2050 será de cerca de 9.700 millones.

Por suerte, el desarrollo tecnológico ya ha dado sendas herramientas y estrategias para gestionar mejor la escasez general de agua.
Un ejemplo es Israel, bien conocido por su desalinización de agua de mar y la reutilización de aguas residuales o efluentes purificados, la restauración de arroyos y extinción de incendios forestales como una forma de reducir el uso de agua dulce.

Con la idea de tratar la problemática de la escasez de agua y contaminación, la posibilidad de garantizar el acceso al agua potable y el saneamiento para toda la población mundial fueron incluidos como uno de los 17 Objetivos de Desarrollo Sustentable establecidos por los países afiliados a la ONU en 2015.

Según la ONU, una de cada tres personas no tiene acceso a agua potable, lo que podría resultar en el desplazamiento de aproximadamente 700 millones de personas para 2030.
Además, actualmente dos de cada cinco personas no tienen acceso a una instalación básica para lavarse las manos, algo que tiene serias implicancias para la propagación de COVID-19 y muchos otros microorganismos patógenos.

Los datos de hoy sugieren que aún hay un largo camino por recorrer para lograr el objetivo de la ONU, lo que plantea la pregunta: ¿es posible que las naciones del mundo lo consigan?

Avances científicos y tecnológicos, como el presentado en el estudio israelí, pueden resultar exitosos pero también está la necesidad de informar y crear conciencia sobre el problema entre la gente, lo que en definitiva puede ayudar tanto a Israel como a los países en dificultades a enfrentar la situación crítica de una manera más eficaz.

Ido Bern escribe para la agencia de noticias científica y medioambiental ZAVIT.

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