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En la Parasha de esta semana, Jayé Sará, encontramos a Abraham, nuestro primer patriarca, en una larga conversación con los hititas, uno de los pueblos que habitaban la tierra de Canaán en esos días.

Por: Rabino Yosef Bitton

Abraham quiere adquirir un terreno en Quiryat Arba, Hebrón, para enterrar allí a Sara, su amada esposa recientemente fallecida.

MONOTEISMO Y ANTISEMITISMO
Abraham negocia con los hititas. Y a medida que avanzaba la negociación, vemos que los líderes hititas, hombres famosos por sus violentas conquistas, tratan a Abraham con gran respeto y se dirige a él como «nesí Eloqim», «un representante de Dios entre nosotros». Este es un gesto muy poco común, ya que los pueblos paganos no tenían una mente abierta acerca de otros dioses o cultos. Los dioses mitológicos competían entre sí para demostrar su supremacía. Y Abraham no solo practicaba una religión diferente, sino que su religión era el «monoteísmo»: lo que significa que mientras la idea de otros cultos implicaba que «Nuestros dioses son más poderosos que tus dioses», la religión de Abraham sostenía que: «Tus dioses, simplemente, son falsos».

Las creencias de Abraham deberían haber sido consideradas por los hititas como «ofensivas» y una amenaza para su sistema religioso. En aquellos días no había tolerancia religiosa. Vimos, por ejemplo, en la historia de Yosef y sus hermanos, que los egipcios ni siquiera sentarse a comer en la misma mesa con un hebreo, porque consideraban nuestro menú – en este caso la carne – abominable, ofensivo para sus creencias.

Estos hombres seguramente sabían que Abraham no se guardaba el monoteísmo para sí mismo: Abraham era un «monoteísta militante», un iconoclasta (destructor de ídolos) y los hititas adoraban ídolos. Y sin embargo, lo respetaban superlativamente … . ¿Cómo fue entonces que Abraham, siendo tan diferente de los hititas, fue respetado por ellos, y seguramente por otros pueblos de la región?
En mi opinión, los hititas respetaban y admiraban a Abraham no «por sus ideas religiosas», sino a pesar de sus creencias (que los hititas probablemente nunca entendieron hasta el final). Admiraban las extraordinarias virtudes humanas de Abraham.
Algunos ejemplos.

GENEROSIDAD
En el mundo pagano, “los representantes de los dioses en la tierra”, se ganaban la vida con regalos y ofrendas de los adoradores de ídolos. Cuando MalqiTsedeq, un sacerdote, “bendijo» a Abraham, este le obsequió una parte de su fortuna. Estas ofrendas a líderes religiosos paganos (sacerdotes, magos, brujas, etc.) eran muy comunes en ese momento. Pero Abraham, a quien todos veían como un embajador de Dios, lejos de esperar que otros lo apoyaran materialmente por sus «servicios espirituales», se dedicó a ayudar materialmente a los demás, ¡de su propio bolsillo! Abraham tenía literalmente una “casa abierta” para recibir a cualquier extranjero que necesitara sombra, agua o comida. Abraham no pedía ni aceptaba ninguna compensación por ese servicio. Este comportamiento de Abraham, especialmente en el trasfondo de la práctica común antes mencionada, debe haber inspirado el respeto y la admiración de todos los que lo conocieron.

RESPETO
Dios le habló a Abraham y le prometió que él y sus descendientes heredarían la tierra de Canaán. Pero Abraham nunca se comportó con arrogancia frente a otros cananeos. Su fe incondicional en la promesa divina podría haberlo llevado a decirle a los paganos que habitaban la tierra:“Esta tierra será mía. Y, por lo tanto, puedo tomar posesión de ella sin permiso de nadie». Abraham trató a los hititas con dignidad y honor, y pagó un precio económico muy alto por el lugar del entierro. Abraham representa el ideal judío: «cuanto más cerca está uno de Dios, más debe respetar y comportarse con integridad hacia los demás», y especialmente hacia aquellos que profesan otra religión o son menos observantes que uno (Quiddush HaShem).

HUMILDAD
La humildad de Abraham se vuelve mucho más evidente cuando lo comparamos, como hicieron nuestros Sabios, con Bil’am. Bil’am fue un profeta pagano y «un representante de Dios» entre los gentiles. HaShem se comunicó con Bil’am, como lo hizo con Abraham y Moshé. Pero este privilegio, en lugar de hacer a Bil’am más humilde, hizo que Bil’am despreciara a otras personas y las tratara con desdén. Bil’am se decía a sí mismo: «Si Dios me habla, es porque soy muy especial ¿quién puede compararse a mí?». Mientras que Abraham era humilde y bondadosos, Bil’am se comportaba con arrogancia y desprecio, y no estaba dispuesto a ayudar a nadie, a menos que obtuviera un beneficio material sustancial, una generosa retribución, «por los servicios prestados». Bil’am representa a aquellos que «mal-representan» la religión.

PRIMER INFLUENCER
Aunque tenía diferentes creencias teológicas, que «él» sabía que eran superiores a las ideas de los paganos que vivían a su alrededor, Abraham se comportaba con generosidad y respeto y siempre estaba dispuesto a ayudar a cualquiera que lo necesitara, incluso a aquellos que no compartían su credo y valores. El ejemplo más extremo es que en su humanidad ilimitada, Abraham le pidió a Dios que perdonara la vida de los habitantes de Sodoma y Gomorra, las ciudades más corruptas del mundo en esos días.

Es por eso que a pesar de que sus ideas eran muy diferentes, Abraham nunca tuvo enemigos. Nunca fue juzgado negativamente por sus creencias radicales. ¿Por qué? Por su intachable comportamiento hacia otros seres humanos. Y así fue como Abraham se convirtió en la inspiración de las grandes religiones del mundo: el INFLUENCER más importante de la historia.

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