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Todo aquel que haya tenido hijos recuerda cuántos resfríos tuvieron durante sus primeros tres años de vida. Ya sean los novedosos virus respiratorios como el SARS-CoV-2 o los virus respiratorios rutinarios, carecen de exposiciones repetidas que brinden una protección inmunológica a largo plazo. No obstante, logran recuperarse muy bien. Sin embargo, la forma en que lo hacen, sigue siendo una incógnita.

(Comunicado del portavoz de la Universidad Ben Gurión del Néguev)

Ahora, un equipo de científicos encabezado por la Universidad de Columbia en colaboración con la Universidad Ben Gurión del Néguev y otras, ha identificado lo que creen que podría ser el mecanismo por el cual los niños se recuperan de los resfríos.

Los resultados fueron recientemente publicados en la prestigiosa revista Nature Inmunology.

Los científicos, dirigidos por la profesora Donna L. Farber de la Universidad de Columbia y el profesor Tomer Hertz de la Universidad Ben Gurión del Néguev, tuvieron acceso a 63 donantes de órganos pediátricos de edades comprendidas entre 0-13 años: 60 donantes que fallecieron por causas no infecciosas y 3 donantes fallecidos con una infección respiratoria sintomática continua, que representaban a una población racial y étnicamente diversa. Luego, los científicos investigaron las células inmunitarias de los pulmones y los ganglios linfáticos asociados a los pulmones.

Identificaron tejido linfoide asociado a los bronquios (BALT)-una nueva zona inmunológica que se desarrolla durante la infancia y puede ser hallado alrededor de las vías respiratorias durante la niñez. Si bien esto ha sido demostrado previamente en ratones, este estudio fue el primero en demostrar que el BALT existe en lo seres humanos. El estudio descubrió que el BALT comienza a declinar alrededor de los 4-5 años y son reemplazados por células T de memoria. La estructura del BALT promueve la formación de un centro germinal, la diferenciación de células B, el cambio de clase y la hipermutación somática, lo que a su vez, favorece la protección inmunitaria.

El laboratorio de Hertz utilizó un nuevo ensayo de perfil de anticuerpos a fin de revelar perfiles de especificidad diferentes producidos en el pulmón y el BALT en comparación con los del plasma de niños pequeños (1-3 años). El BALT se enriqueció con anticuerpos contra virus respiratorios comunes, mientras que los anticuerpos séricos se dirigían principalmente contra vacunas infantiles y virus del herpes. Estos resultados sugieren que los anticuerpos del BALT fueron secretados por células plasmáticas locales en el pulmón y los ganglios linfáticos pulmonares, independientemente de los anticuerpos séricos.

“Hay mayores implicaciones para la promoción de la inmunidad respiratoria a través de las vacunas. La presencia de BALT en los niños pequeños sugiere que la administración intranasal de las vacunas puede ser particularmente efectiva en niños cundo puede producirse el cebado fuera de los órganos linfoides. Pr otra parte, la inducción de BALT podría dirigirse también a los adultos. Se ha demostrado que ciertas vacunas experimentales inducen BALT en ratones adultos y se correlacionan con una sólida protección contra patógenos respiratorios bacterianos y virales, por lo que podrían utilizarse en futuras vacunas cuando la administración sistémica no impida la infección o la enfermedad”, señalaron los investigadores.