Foto de Nati Shohat/Flash90 Nati Shohat/Flash90
The most southern spot in Israel, with a hotel and a beautiful Red Sea beach. (Nati Shohat/Flash90)

Es mucho más difícil evaluar las fortalezas y debilidades de Israel que hacer lo mismo con un país de Europa Occidental. Israel tiene una gran cantidad de poder duro y blando, pero también tiene un desempeño muy inferior en términos de poder diplomático y combate contra la propaganda antiisraelí.

Por Dr. Manfred Gerstenfeld, BESA Centro Begin-Sadat de Estudios Estratégicos

Israel es un país inusualmente difícil y confuso de evaluar en términos de fortalezas y debilidades. Esto queda claro cuando se lo compara con un país de Europa Occidental con una población de tamaño más o menos similar, como Bélgica. Este último es miembro de la alianza militar de la OTAN: su poder militar está integrado dentro de la OTAN y la fuerza del país en esta área depende de ello. El poder político de Bélgica se deriva en gran medida de su pertenencia a la UE. En gran medida, lo mismo ocurre con su poder blando.

No es posible un análisis conciso similar para Israel. El poder militar del país rara vez se expresa en guerras en toda regla. Sus conflictos armados con organizaciones terroristas palestinas y árabes en el Líbano y Gaza se describen mejor como campañas. Israel emprende acciones militares en Siria de vez en cuando, en parte dirigidas contra las fuerzas iraníes estacionadas allí. También reacciona a los cohetes y otros disparos de Gaza. En este último conflicto se utiliza solo una pequeña parte de la capacidad militar de Israel.

Sin embargo, Israel es amenazado repetidamente con el genocidio y exterminio por parte del gobierno iraní. Esta es una amenaza de grandes ligas. Israel debe estar completamente preparado para evitar tal esfuerzo si se intenta.

La tecnología cibernética, utilizada tanto para la ofensiva como para la defensa, es una nueva forma de lo que podríamos llamar poder semimilitar. El ataque del gusano informático Stuxnet de 2009-2010 en varios de los sitios atómicos de Irán es un ejemplo. Muchos creen que esta acción fue llevada a cabo por Estados Unidos e Israel. Otro ataque cibernético que los expertos creen que fue realizado por Israel fue el ataque a Irán que detuvo la terminal portuaria de Shahid Rajaee de forma abrupta e inexplicable el 9 de mayo de 2020.

Otro lado del poder que contiene un aspecto militar es la seguridad interna. En la batalla de Israel contra los terroristas palestinos esto juega un papel importante. Expertos de muchos países vienen a Israel para aprender sobre seguridad y el Gobierno israelí publica información sobre su amplia gama de capacitación en seguridad nacional; sin embargo, esto rara vez se discute en los principales medios de comunicación internacionales.

En el ámbito de la seguridad cibernética, los proveedores de tecnología israelíes ofrecen seguridad de redes y telecomunicaciones, procesamiento financiero, seguridad de datos y sistemas de identificación biométrica de vanguardia como pasaportes electrónicos, que ahora están siendo emitidos por varios países europeos y asiáticos.

La situación del poder político de Israel también es compleja. Puede que haya cambiado radicalmente —o no— para peor el 20 de enero de 2021, cuando la administración Biden reemplazó al gobierno pro-israelí de Trump en los EE. UU.

Los recientes acuerdos de paz de Israel con cuatro Estados árabes no deben considerarse principalmente logros estadounidenses, aunque Estados Unidos jugó un papel muy importante en ellos. Reflejan la posición del poder político de Israel en parte del mundo árabe. Al normalizar las relaciones con Israel, estos Estados rompieron su apoyo supuestamente ilimitado a los palestinos.

A fines de la década de 1980 el politólogo de Harvard, Joseph Nye, acuñó la expresión «poder blando». Lo describió como «la capacidad de afectar a otros para obtener los resultados que uno prefiere… El poder blando es la capacidad de obtener resultados preferidos mediante la atracción en lugar de la coerción o el pago». Los acuerdos de paz de Israel con los cuatro países árabes pueden considerarse «resultados preferidos por atracción».

La noción de poder blando como término general no es muy útil para comprender la situación particular de Israel. El concepto debe dividirse en componentes. Por ejemplo, ¿la compra anticipada masiva de vacunas anti-COVID por parte de Israel nos dice mucho sobre su “poder económico”? Los países más ricos con una población algo similar, como Suiza, podrían haber pagado más, pero no lo hicieron. ¿Significa eso que Israel tiene más poder económico que Suiza? Probablemente no.

Parte del poder blando de Israel en el campo económico se deriva de sus actividades de investigación en alta tecnología. Podríamos describir esto como una subcategoría llamada «poder de investigación». Teniendo en cuenta el tamaño de su población, el desempeño en alta tecnología de Israel es notable. Hay aproximadamente 75 empresas de propiedad israelí que cotizan en el NASDAQ, el segundo mayor número de empresas extranjeras que aparecen en la bolsa de EE. UU. (después de Canadá). Entre 2010 y 2019 el valor total de venta [exit] de las empresas israelíes de alta tecnología fue de aproximadamente 111.000 millones de dólares. Muchas corporaciones extranjeras líderes quieren aprovechar la capacidad intelectual de Israel y asociarse con sus empresas de alta tecnología.

Israel también es un socio de investigación atractivo para otras naciones. Una señal de ello fue su participación en Horizonte 2020, que fue el mayor programa de investigación e innovación de la UE en la historia. El programa destinó casi 80 000 millones de euros durante un período de siete años (2014 a 2020) para asegurar la competitividad global de Europa.

También hay un fenómeno con respecto a Israel que se puede describir mejor como poder mítico. Este poder no es promovido por el Estado mismo, pero existe en la mente de algunas personas en el extranjero. Los diplomáticos israelíes me han dicho que las personas que conocieron gracias a sus destinos creían que «Los protocolos de los sabios de Sión» daban una descripción precisa del poder de Israel. Varios de estos emisarios me dijeron que no intentaron esclarecer a sus homólogos sobre este tema, ya que era más conveniente dejarles creer en este poder mítico.

Otra manifestación de este poder mítico es la creencia de que Israel o el «lobby judío» controla el Gobierno de Estados Unidos. Que esto es falso quedó muy claro durante la presidencia de Barack Obama, quien causó a Israel una gran cantidad de daño (por ejemplo, a través del acuerdo del JCPOA con Irán, al que Israel se opuso). El Mossad también tiene poderes y proporciones míticas en la mente de algunos extranjeros. Estas creencias se reforzaron cuando el Mossad extrajo un vasto tesoro de documentos secretos sobre el programa nuclear de Irán de Teherán en la primavera de 2018.

Israel también sufre el mito de la debilidad. Los judíos han permanecido impotentes durante casi dos milenios. Esto ha creado un número desproporcionado de masoquistas israelíes y judíos y en menor medida incluso aquellos que se odian a sí mismos, que hacen mucho para socavar el poder de Israel. Cuanto más extremas sean las afirmaciones de estos distorsionadores de la moral más útiles serán para los enemigos de Israel. Estos judíos no aprendieron nada del Holocausto.

Otro factor que no debe descuidarse es el poder religioso. Israel es un país pequeño y el judaísmo tiene un número extremadamente limitado de seguidores en comparación con las otras dos religiones monoteístas, el cristianismo y el islam. Sin embargo, el judaísmo jugó un papel importante en el desarrollo de la civilización occidental, en parte debido a su relación única con el cristianismo, la fuerza religiosa dominante en Occidente.

Otro aspecto del poder blando es el poder cultural. En nuestro tiempo, esto significa en gran medida el éxito en el campo de la cultura popular. La televisión estadounidense ha comprado varias series de televisión israelíes. Varias se mostraron en Netflix y fueron muy populares entre las audiencias estadounidenses y occidentales.

Sin embargo, hay un campo de poder importante en el que Israel tiene un desempeño muy inferior. Esta es el área del poder diplomático y la lucha contra la propaganda antiisraelí. Hay un asalto continuo de larga data contra Israel en la ONU y sus órganos asociados. Otras fuentes de hostilidad hacia Israel son las ONG de “derechos humanos”, los académicos, los sindicatos y los medios de comunicación. Muchos de estos individuos y organizaciones son liberales y muchos se caracterizan a sí mismos como progresistas, una perversión del significado del término.

Israel ha intentado desarrollar la marca del país. Sin embargo, no ha sido particularmente exitoso debido a la ausencia de una agencia nacional de contrapropaganda. La ciudad de Tel Aviv ha intentado marcarse a sí misma como separada y diferente de Israel. La ausencia de una agencia de contrapropaganda es una deficiencia grave que hace a Israel fácil de calumniar.

*El Dr. Manfred Gerstenfeld fue investigador asociado sénior en el Centro BESA, ex presidente del Comité Directivo del Jerusalem Center for Public Affairs y autor de The War of a Million Cuts. Entre los honores que recibió se encuentra el Premio León Internacional de Judá 2019 del Instituto Canadiense de Investigación Judía en su homenaje como la principal autoridad internacional en antisemitismo contemporáneo.

Extraído de la página de Aurora

 

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