(Shutterstock) (Shutterstock)
cancer cells

Related:

Un nuevo estudio de la Universidad de Tel Aviv descubrió que el ejercicio aeróbico puede reducir el riesgo de cáncer metastásico en un 72%.

(Comunicado del portavoz de la Universidad de Tel Aviv)

Según los investigadores, el ejercicio aeróbico intenso incrementa el consumo de glucosa (azúcar) de los órganos internos, reduciendo así la disponibilidad de energía para el tumor.

El estudio fue dirigido por dos investigadores de la Facultad de Medicina Sackler de la Universidad de Tel Aviv: la profesora Carmit Levy, del Departamento de Genética Humana y Bioquímica y el Dr. Yftach Gepner de la Escuela de Salud Pública y del Instituto de Deportes Sylvan Adams. La profesora Levy destaca que, al combinar los conocimientos científicos de diferentes facultades de la Universidad de Tel Aviv, el nuevo estudio ha derivado en un muy importante descubrimiento que podría ayudar a prevenir el cáncer metasásico-la principal causa de muerte en Israel.

El trabajo fue publicado en la prestigiosa revista Cancer Research y fue elegido para la portada de la edición de Noviembre de 2022.

La profesora Levy y el Dr. Gepner, señalan: “Los estudios han demostrado que el ejercicio físico reduce el riesgo para algunos tipos de cáncer hasta en un 35%. Este efecto positivo es similar al impacto del ejercicio en otras afecciones, como la enfermedad cardíaca y la diabetes.

En este estudio agregamos una nueva perspectiva, demostrando que el ejercicio aeróbico de alta intensidad, que obtiene su energía del azúcar, puede reducir el riesgo del cáncer metastásico hasta en un 72%. Si hasta la actualidad el mensaje general al público ha sido “sé activo, sé sano”, ahora podemos explicar cómo la actividad aeróbica puede maximizar la prevención de los tipos de cáncer más agresivos y metastásicos”.

El estudio combinó un modelo animal en el cual ratones fueron entrenados bajo un régimen estricto de ejercicio, con datos de personas voluntarias sanas que fueron examinadas antes y después de correr.

Los datos de las personas, obtenidos de un estudio epidemiológico que monitoreó 3.000 individuos durante aproximadamente 20 años, indicaron un 72% menos de cáncer metastásico entre los participantes que reportaron una actividad aeróbica regular a alta intensidad, en comparación con aquellos que no realizaban ejercicio físico.

El modelo animal exhibió un resultado similar, lo que permitió a los investigadores identificar también su mecanismo subyacente. Al tomar muestras de los órganos internos de los animales en buen estado físico, antes y después del ejercicio físico, y también tras la inyección del cáncer, descubrieron que la actividad aeróbica reducía significativamente el desarrollo de tumores metastásicos en los nódulos linfáticos, los pulmones y el hígado. Los investigadores plantearon la hipótesis de que tanto en humanos como en los modelos animales, este resultado favorable está relacionado con la mayor tasa de consumo de glucosa, inducida por el ejercicio.

La profesora Levi afirma: “Nuestro estudio es el primero en investigar el impacto del ejercicio en los órganos internos en los cuales, habitualmente, se desarrolla la metástasis, como los pulmones, el hígado y los ganglios linfáticos. Al examinar las células de estos órganos descubrimos un crecimiento en el número de receptores de glucosa durante la actividad aeróbica de alta intensidad-incrementando el consumo de la glucosa y convirtiendo a los órganos en máquinas eficaces de consumo de energía, muy parecidas a los músculos.

Suponemos que esto sucede porque los órganos deben competir por los recursos de azúcar con los músculos, conocidos por quemar grandes cantidades de glucosa durante el ejercicio físico. En consecuencia, si el cáncer se desarrolla, la feroz competencia por la glucosa, reduce la disponibilidad de energía que es crítica para la metástasis. Además, cuando una persona realiza ejercicios regularmente, esta condición se convierte en permanente: los tejidos de los órganos internos cambian y se convierten en similares a los tejidos del musculo. Todos sabemos que el deporte y el ejercicio físico son buenos para nuestra salud.

Nuestro estudio, al examinar los órganos internos, descubrió que el ejercicio cambia al cuerpo entero, de modo que el cáncer no puede expandirse y el tumor primario también reduce su tamaño”.

El Dr. Gepner concluye, diciendo: “Nuestros resultados indican, que, a diferencia del ejercicio para quemar grasas, que es relativamente moderado, es una actividad aeróbica intensa la que ayuda en la prevención del cáncer. Si el rango intensidad óptimo para quemar grasas es del 65-70% de la frecuencia de pulso máxima, la quema de azúcares requiere un 80-85%-incluso si es solamente durante breves intervalos. Por ejemplo: un sprint de un minuto seguido de una caminata y luego otro sprint.

En el pasado, dichos intervalos eran típicos de los regímenes de entrenamiento de los atletas, pero en la actualidad los vemos también en otros ejercicios de rutina, como en la rehabilitación cardiaca y pulmonar. Nuestros resultados sugieren que los individuos sanos también deberían incluir componentes de alta intensidad en sus programas de fitness. Creemos que futuros estudios permitirán una medicina personalizada para la prevención de canceres específicos, en la cual los médicos revisarán las historias familiares a fin de recomendar el tipo de actividad física adecuada.

Debe destacarse que el ejercicio físico, con sus singulares efectos metabólicos y fisiológicos, exhibe un nivel de prevención superior del cáncer superior que cualquier medicación o intervención médica hasta la actualidad”.

Donate to Israel