La crisis del coronavirus ha sacudido hasta la médula muchas comunidades judías europeas. A medida que los Estados miembros de la UE intentan volver a la normalidad, después de la amenaza más grave para la vida de sus ciudadanos desde la Segunda Guerra Mundial, las comunidades judías del continente luchan por aceptar los devastadores eventos de los últimos meses.
Por: Shlomo Shpiro
La crisis del coronavirus ha tenido un profundo impacto en los aspectos económicos, sociales y de seguridad de la vida judía en toda Europa. El Congreso Judío Europeo, a través de su Centro de Seguridad y Crisis (SACC por sus siglas en inglés), proporcionó capacitación y educación en gestión y comunicación de crisis para numerosas comunidades judías en todo el continente. Esto permitió a muchas comunidades desarrollar sus propios equipos de gestión de crisis que se desplegaron temprano y ayudaron a los líderes de la comunidad a proporcionar una respuesta oportuna y efectiva a los muchos desafíos planteados por el brote.
Las comunidades establecieron rápidamente la distribución de alimentos para los necesitados y los que estuvieran en cuarentena, así como también asesoramiento y orientación sobre traumas para los más afectados. El crecimiento de la propaganda antisemita, que mezcló tropos antisemitas tradicionales con nuevas teorías de conspiración sobre la propagación del virus, aumentó la amenaza de ataques de lobos solitarios contra instalaciones judías. Las comunidades judías de toda Europa son ahora más vulnerables en términos económicos y de seguridad y requieren una asistencia sustancial de la Unión Europea, de sus gobiernos nacionales y autoridades regionales, no solo para volver a la normalidad sino para mitigar las dificultades económicas y prevenir mortales ataques terroristas.
El coronavirus ha cobrado un alto costo humano en las comunidades judías de toda Europa, muchas de las cuales perdieron miembros, líderes y activistas de larga data a causa de la enfermedad. Si bien aún no se conoce la cifra final de muertes, está claro que las comunidades en Francia y Gran Bretaña y, en menor medida, Italia, Bélgica y España, sufrieron muchas muertes. Sin embargo, los efectos del coronavirus no solo se miden en pérdida de vidas. También ha tenido un profundo impacto en los aspectos económicos, sociales y de seguridad de casi todas las comunidades judías europeas.
La estructura institucional y las actividades de las comunidades judías organizadas han sido una fortaleza importante, así como un punto focal de la vida judía a lo largo de dos milenios de diáspora. Los judíos tradicionalmente recurrían a la comunidad en busca de ayuda en momentos de necesidad, dificultades económicas o guerra. A medida que más y más países europeos cerraron sus economías a principios de marzo y la vida social en toda Europa se estancó, los judíos de todo el continente recurrieron a su comunidad en busca de ayuda y apoyo.
Afortunadamente, muchas comunidades judías no entraron en la crisis sin preparación. A raíz del ataque terrorista de Toulouse en 2012 contra una escuela judía en Francia, el Congreso Judío Europeo estableció un Centro de Seguridad y Crisis (SACC) para mejorar las capacidades de seguridad y manejo de crisis de las comunidades judías en toda Europa. Inicialmente ubicado en Viena y, más recientemente trasladado a Bruselas, SACC estableció programas e iniciativas para ayudar, instruir y equipar a las comunidades judías para la gestión de crisis. En los últimos años el SACC ha llevado a cabo una serie de talleres de capacitación en gestión de crisis, seminarios y simulaciones realistas de crisis en varias ciudades importantes de toda la UE. El SACC también inició una capacitación conjunta para funcionarios de la comunidad judía y agencias locales sobre aplicación de la ley.
Como resultado, muchas comunidades judías desarrollaron sus propios equipos de gestión de crisis (CMT siglas en inglés) que consisten en un liderazgo comunitario central asistido por expertos locales, que van desde funcionarios de seguridad y expertos médicos hasta trabajadores sociales y psicólogos. Los equipos comunitarios de gestión de crisis fueron capacitados para hacer frente a una variedad de posibles crisis y desastres, incluidos ataques terroristas, desastres naturales y catástrofes a gran escala. Aunque no se entrenó específicamente para una pandemia, los CMT comunitarios se movilizaron al inicio del brote de coronavirus y proporcionaron a muchas comunidades un manejo y comunicación de crisis efectivos. Esta reacción temprana salvó muchas vidas y rápidamente difundió consejos dentro de las comunidades sobre distanciamiento social, acceso a instalaciones médicas y formas psicológicas de lidiar con el confinamiento.
Uno de los efectos sociales de la crisis del coronavirus fue un rápido aumento en el número de personas que cada comunidad tenía que cuidar, ya que muchos judíos que tradicionalmente se habían quedado fuera de las estructuras formales de la comunidad encontraron el camino de regreso para obtener apoyo económico y moral. Los equipos de gestión de crisis de la comunidad pudieron proporcionar no solo alimentos, equipo de protección personal y otros suministros necesarios, sino también asesoramiento, orientación y otras formas de asistencia social y psicológica a los más afectados.
El impacto económico de la crisis ha sido masivo en muchas comunidades, muchos miembros perdieron sus empleos y tuvieron que subsistir con un mínimo de apoyo por desempleo. Las comunidades reaccionaron rápidamente al proporcionar paquetes de alimentos para los ancianos y los confinados en el hogar, entregas de alimentos kosher al personal y pacientes del hospital, servicios de catering y entrega a domicilio para aquellos en cuarentena, y en muchos casos ayudando a organizar créditos a corto plazo para empresas locales que sufrieron más durante la crisis. Estas actividades demandaron más recursos presupuestarios que lo que normalmente están disponibles en un momento en que gran parte de los ingresos tradicionales de las comunidades, que se basan en las donaciones de los miembros más ricos, disminuyeron significativamente.
Más allá de su impacto económico, la crisis del coronavirus también tuvo un efecto importante en la seguridad de muchas comunidades judías en toda Europa. La crisis provocó un aumento sustancial del antisemitismo radical, tanto en línea como en persona. Los antisemitas rabiosos encontraron en la crisis un vehículo efectivo con el cual difundir sus mensajes de odio contra los judíos, mezclando tropos antisemitas tradicionales con nuevas teorías de conspiración que giran en torno a la propagación del virus.
La crisis ha llevado a una mayor radicalización de ciertos sectores de países europeos que ya eran hostiles a los judíos, y esta radicalización aumenta la amenaza para las comunidades judías en todo el continente. Muchas comunidades judías se encuentran en la necesidad urgente de una mejor seguridad, lo cual es inevitablemente costoso, en el mismo momento en que sus ingresos y presupuestos se ven severamente estirados. Esto significa una mayor dependencia de la asistencia de los gobiernos nacionales y las autoridades regionales, así como de la UE, para poder mantener una postura de seguridad efectiva para frustrar las amenazas en expansión.
Los resultados de una gestión de crisis comunitaria efectiva y bien administrada y una comunicación de crisis, basada en gran medida en procedimientos de los CMT y simulaciones de escenarios realistas, jugaron un papel importante en salvar vidas y mantener la continuidad efectiva de operación de las instituciones y servicios comunitarios, incluso durante los peores momentos de la crisis. Aunque en dos países, Francia y Gran Bretaña, el número de judíos que han muerto por coronavirus es bastante alto, otras comunidades, como las de Italia, España y Hungría, salieron del pico de la crisis con relativamente pocas muertes.
La perspectiva inmediata para las comunidades judías en Europa muestra tres desafíos principales en paralelo:
Aliviar las dificultades económicas de los miembros de la comunidad.
Contrarrestar la radicalización y las tendencias antisemitas en sus regiones.
Mejora de la seguridad física para detener los ataques de lobos solitarios del tipo visto en el ataque terrorista en la sinagoga de Halle en octubre de 2019.
El Congreso Judío Europeo tiene un papel central que desempeñar para ayudar las comunidades judías, especialmente las más pequeñas, a enfrentar estos desafíos casi insuperables. La UE debe apoyar el Congreso Judío Europeo, así como apoyar directamente las comunidades judías más afectadas, para mitigar la mayor amenaza a la continuidad institucional de la vida judía en Europa desde la Segunda Guerra Mundial.
Fuente: Centro Begin-Sadat de Estudios Estratégicos-BESA
El profesor Shlomo Shpiro es director del Instituto Europa e investigador principal del Centro BESA de Estudios Estratégicos de la Universidad Bar-Ilan y presidente de la Asociación Internacional de Historia de la Inteligencia (IIHA). Experto líder en gestión de crisis y comunicación de crisis, ayudó al SACC en los preparativos de crisis de los CMT de la comunidad.
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