Por Ana Jerozolimski – Semanario Hebreo Jai
¿Y ahora qué?
Para comprender lo volátil que es actualmente la situación en Oriente Medio y lo explosivo de su potencial, basta con recordar que hasta hace pocos días, las críticas principales a la política de Donald Trump en la región, eran por su silencio ante reiterados ataques iraníes contra blancos norteamericanos. Cuando no respondió al ataque masivo a las instalaciones petroleras en Arabia Saudita ni hizo nada a raíz de más de 10 ataques contra sus efectivos en tierra, se comentaba claramente que ello envalentonaba a Irán y le alentaba a seguir tirando de la cuerda.
Aunque todo eso es bastante reciente, en estos momentos está claro que finalmente Estados Unidos no sólo reaccionó sino que osó ir directo hacia “la cabeza de la serpiente”. Y este viernes 3 de enero, de madrugada, mató al General Qassem Soleimani, el comandante de la fuerza “Al Quds” de la Guardia Revolucionaria de Irán, o sea la unidad élite de las guardias encargadas de la exportación de la revolución islámica fuera de Irán.
¿Por qué Soleimani?
Soleimani, que encabezaba la fuerza Al Quds desde 1998, había alcanzado una relevancia e independencia tales, que no debía informes a nadie más que al líder supremo de Irán, el Ayatollah Ali Khamenai. Ni siquiera lo daba a su jefe directo, al comandante de la Guardia Revolucionaria de Irán.
Era el artífice de toda la actividad armada de Irán fuera de territorio iraní, y en los dos últimos años, muy especialmente de la desplegada en Siria e Irak. Como tal, era el planificador de los grandes operativos y el contralor de los más pequeños detalles. Organizó grandes atentados, ataques con misiles y drones hacia Israel-que fueron frustrados por la defensa aérea- , así como también el ataque masivo con drones meses atrás a las instalaciones petroleras en Arabia Saudita. Fueron reivindicadas en primera instancia por las milicias chiitas pro iraníes que operan en la zona, pero quedó claro muy poco después que la idea y la orden habían sido de Soleimani. Fue él también quien aprobó días atrás el intento de apoderarse de la Embajada de Estados Unidos en Bagdad. Y según Trump,Soleimani estaba planeando para estos próximos días atentados de gran envergadura en los que habrían muerto numerosos norteamericanos.
¿Qué hacía en Irak?
Según se reportó, Soleimani murió cuando el vehículo en el que viajaba fue atacado con misiles en el aeropuerto de Bagdad, al que había acabado de llegar desde Siria o Líbano. Con él murió el número 2 en las milicias chiitas pro-iraníes de Irak conocidas como “Fuerzas de Movilización Popular”, Abu Mahdi al-Muhandis, y otros de sus jefes.
La pregunta que va al fondo del asunto es qué hacía allí Soleimani, no necesariamente este viernes sino en general. La respuesta se refiere precisamente al complejo mosaico regional creado por el empuje hegemónico de Irán en la región, de cuya dimensión militar él era el encargado principal.
Su línea, idéntica a la del líder supremo de Irán Alí Khamenai, era formar un bloque territorial que vaya desde Irán hasta el Mediterráneo, pasando por Irak, Siria y Líbano, en el que haya dominio central del Islam chiita iraní. Todo, a través de tropas locales aliadas de Irán, conocidas como “proxies”, o sea los brazos locales de Irán en cada sitio: las milicias chiitas en Irak, Hizbala en Líbano, operando también en Siria. En realidad, habría que agregar a los hutis en Yemen. Y todos estos elementos armados, funcionando como elementos desestabilizadores .
A Irak entraron años atrás, originalmente para “ayudar” al gobierno central en la lucha contra el Estado islámico que había tomado control de la tercera parte del país y amenazaba su existencia misma. Pero quedó claro poco después que de hecho Irán había entrado para quedarse. Cabe recordar que hace meses hay fuertes manifestaciones de irakíes protestando contra la presencia y el dominio de Irán.
Frentes contra Israel
El otro gran escenario de actividad armada iraní es Siria, donde desde hace años respalda al régimen de Bashar el-Assad para impedir su caída. Pero además, Irán trata desde el 2017 de instalarse militarmente en Siria, a fin de tener allí un frente directo ante Israel, dado que la propia República Islámica no tiene frontera con el Estado judío, al que considera enemigo. A través de Siria ha hecho llegar durante años un enorme arsenal misilístico a Hizbala en Líbano, que hoy se considera tiene aproximadamente 150 mil misiles.
Esto vuelve a conectar con Irak, ya que la intención iraní era introducir cerca de 100.000 milicianos chiitas de Irak en Siria, junto a la frontera con Israel, lo cual fue frustrado parcialmente por Israel, que también ha atacado en incontables ocasiones depósitos de misiles iraníes en territorio sirio. Y hace ya varios meses, ha comenzado al parecer a atacar también en territorio irakí, siempre cerca del corredor fronterizo en la zona de Al Bukamal, por donde Irán trata continuamente de introducir armas y hombres a Siria.
¿Y ahora?
La eliminación de Qassem Soleimani asesta indudablemente un durísimo golpe a Irán. No le será fácil sustituirlo, por más que ya se haya nombrado a Ismail Gahani como su sucesor. Pero eso no significa que ahora Irán deje de lado sus planes, abandone sus aspiraciones hegemónicas en la región o busque la paz con quienes lo mataron. Al contrario. Por un lado, seguramente captaron bien el mensaje norteamericano. Pero al menos a corto plazo, justamente la eliminación de Soleimani dará más motivación a Irán para tratar de vengarse.
El que se haya matado a quien merecía morir, por su responsabilidad por la muerte de tanta gente en la región y fuera de ella, no significa que el lado afectado va a decir a alguien «tenían razón».
La gran pregunta es cómo se podrá manejar los riesgos para garantizar que todo quede en el marco de un conflicto más serio que antes pero aún controlado, sin verse arrastrados a una guerra de gran envergadura. “Con el operativo, busqué evitar una guerra, no provocar una”, declaró el Presidente Trump. Lo hizo, considerando que al terminar con Soleimani, desaparece el principal elemento desestabilizador de Irán en la zona. Pero la realidad, en Oriente Medio, va a menudo por otro lado.
El hecho es que ya están en camino más tropas norteamericanas a la región. Algunos reportes indican que parte ya han arribado.
Está claro: lo que se viene no es tranquilidad.
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