El símbolo más famoso de la fiesta es la matzá o pan sin levadura, para recordarnos a nuestros antepasados judíos que hornearon pan y no tuvieron tiempo para dejar que suba la masa antes de huir de sus opresores egipcios.

Cada una representa una cara distinta del mismo concepto y es una de las mejores muestras de cómo la propia lengua muchas veces moldea el pensamiento colectivo de una comunidad.