Bélgica, Reino Unido, Francia, Alemania, Israel y Luxemburgo, entre otros, votaron a favor de la Declaración. Australia, Canadá, Nueva Zelanda y EEUU, que en 2007 votaron en contra, la respaldaron formalmente en 2010. En sus relaciones con Israel, estos Estados no pueden aducir que la Declaración no aplica a los judíos israelíes, pues estarían incurriendo en una discriminación racial flagrante.