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¿Qué pasaría si se pudiera medir el esfuerzo y no solo el rendimiento? ¿Qué pasaría si se pudiera determinar que el esfuerzo de una persona en un ámbito de trabajo mejoró el esfuerzo de todos?

(Comunicado de la portavoz de la Universidad Ben Gurión del Néguev)

A pesar de que la mayoría de los investigadores utilizan el rendimiento como un indicador del esfuerzo, los investigadores de la Universidad Ben Gurión del Néguev, analizaron un conjunto singular de datos para medir el esfuerzo-datos en profundidad de las ligas de futbol profesional israelíes.

La liga de futbol realiza un seguimiento de innumerables estadísticas relacionadas con el juego y la Dra. Naomi Gershoni, el profesor Danny Cohen Zada y un ex estudiante del Master, Itai Dayag utilizaron estos datos en la temporada 2017-2018, a fin de medir directamente , por primera vez, cómo los esfuerzos de los compañeros de equipo afectan a los demás.

Sus resultados fueron publicados recientemente en Management Science, en un artículo titulado “Efectos del esfuerzo entre pares en la producción del equipo: Una evidencia del fútbol profesional”.

Entre los aspectos que monitorea la liga se encuentran la distancia de carrera de los jugadores, el número de piques cortos y los reemplazos de jugadores en incrementos de cinco minutos a lo largo de cada partido. Al medir cómo cambia la distancia de carrera de cada jugador en un tramo específico de cinco minutos del partido, cuando juega con compañeros que suelen correr o esforzarse más, pudieron demostrar que el esfuerzo de los compañeros afecta positivamente al esfuerzo individual.

Para constatar sus resultados, los tres investigadores también analizaron los reemplazos de los jugadores. Analizaron las secciones antes y después de los cambios a fin de ver cómo la fatiga individual afectaba al equipo. Realizaron una comparación entre los últimos cinco minutos de los jugadores que salieron y los primeros cinco minutos de los que ingresaron y encontraron una significativa diferencia en el esfuerzo de todo el equipo catalizado por la energía del jugador fresco.

Los investigadores creen que los resultados podrían ser generalizados en otros tipos de trabajos en equipo como unidades de I+D, los equipos de litigios judiciales, los grupos de presión política y las divisiones de marketing, ya que al igual que un equipo de futbol, estos grupos de trabajo se caracterizan por elevados niveles de esfuerzo colaborativo y profesional en un entorno competitivo (compitiendo habitualmente contra equipos rivales). Además, en todos estos ámbitos, las medidas de rendimiento no son observadas frecuentemente (innovaciones, ganar un caso judicial) y resultan difíciles de medir a nivel individual.

Cohen Zada, Dayag y Gershoni descubrieron que los esfuerzos del grupo impactan en el esfuerzo individual y los esfuerzos individuales repercuten en los esfuerzos del grupo.

“Una posible implicación de los fuertes efectos de los compañeros que hemos encontrado, es que los directivos deberían determinar la remuneración de los trabajadores no sólo por su aporte directo a la producción, sino también acorde a su esfuerzo. Esto puede ser incluso más eficaz en ámbitos donde el esfuerzo está altamente relacionado con la producción del grupo y cuando el rendimiento individual se observa raramente, es difícil de cuantificar o cuando las medidas comunes de rendimiento individual son irrelevantes para una gran parte del equipo”, señalan.

“Finalmente, nuestros resultados sugieren que las conexiones sociales y las obligaciones de los compañeros de equipo entre sí, pueden contribuir a los efectos positivos de los compañeros en el esfuerzo e indican por qué puede ser beneficioso para las organizaciones fomentar la interacción social entre los compañeros de trabajo e invertir en actividades que ayuden a forjar el espíritu de equipo”.

La Dra. Gershoni y el profesor Cohen-Zada son miembros del Departamento de Economía en la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales de la Universidad Ben Gurión del Néguev.