(Artist David Roberts/Wikipedia) (Artist David Roberts/Wikipedia)
Destruction of Jerusalem

Hoy observaremos el ayuno del 10 de Tebet que nos recuerda el comenzó del sitio a Yerushalayim (Jerusalén). Este fue el primer paso que llevó a la destrucción de nuestro Templo, el Bet haMiqdash.

Por años, el profeta Yirmiyahu había advertido al pueblo acerca de la gran corrupción, la idolatría, la profanación del Shabbat y el abandono de la Torá. Yirmiyahu hizo la peor advertencia. «Si no se arrepienten», les dijo, «el Bet haMiqdash será destruido por Babilonia». Cuando Yirmiyahu anunció esto en el Bet haMiqdash, los Sacerdotes y lideres religiosos quisieron ejecutarlo por blasfemia. ¿Cómo se atrevía un Yehudí a implicar que HaShem, Dios Todopoderoso permitiría que Su Casa sea destruida?

Los Yehudim sabían que el imperio de Nebujadnetsar, Babilonia, estaba arrasando con todas las ciudades judías alrededor de Yerushalayim. Pero como decía Yirmiyahu, en vez de confiar en HaShem y renovar su pacto con Él, ponían toda su fe en una a lanza poética militar que habían hecho con Egipto.

El 10 de Tebet del año 589AEC, Nebujadnetsar comenzó el sitio a Yerushalayim. La situación era gravísima porque la falta de comida, primera consecuencia natural del sitio a una ciudad, se vio agravada por una tremenda sequía. La gente desesperada comía pasto seco, infestado con gusanos, lo cual comenzó a traer peste y enfermedades. Recién en ese momento el rey Tsidquiyahu y el pueblo se despertaron de su letargo y decidieron hacer algo al respecto.

Todos los lideres judíos se reunieron en el Bet haMiqdash e hicieron un “pacto” con HaShem. Dijeron: «Vamos a liberar a los esclavos hebreos. Y Tú, por favor, libéranos del cautiverio de Babilonia». Los esclavos hebreos eran individuos pobres que se habían endeudado con la aristocracia de Yerushalayim porque no podían pagar sus deudas, por la sequía o por la guerra, y ahora ellos o sus hijos estaban pagando sus deudas con la esclavitud. De acuerdo la Torá, el séptimo año, sin importar si la deuda fue o no fue saldada, los esclavos debían quedar libres. Pero, los Yehudim de Yerushalayim no estaban cumpliendo con esta Mitsvá y se habían quedado con los esclavos de forma permanente, como hacían todos los demás pueblos. Pero ahora declaraba libres a sus esclavos, con la esperanza de que HaShem los liberara a ellos de Nebujadnetsar. ¡Y el milagro ocurrió!
Así lo cuenta Yirmiyahu en el capítulo 37, Pasuq 5. “El ejército del Faraón partió de Egipto [hacia Jerusalén], y cuando los babilonios, que tenían sitiada a Jerusalén oyeron la noticia acerca de ellos, levantaron el sitio de Jerusalén [y fueron a luchar contra los egipcios]. “

¡YERUSHALAYIM Estaba de fiesta! ¡Todos celebraban el gran milagro! ¡La sentencia de HaShem había sido levantada¡ Las profecías pesimistas de Yirmiyahu no se habían cumplido. ¡Yerushalayim se había salvado!

Pero lo que ocurrió a continuación es difícil de creer ( o no!).
Comenzaré dando mi propia interpretación de ,os hechos. Esto es lo que yo creo que los Yehudim pensaron: “Nos salvamos. ¡Verdad! ¿Pero quién nos salvo de los Babilonios? ¿HaShem? ¡No! Fueron nuestros aliados, los egipcios, los que nos salvaron.” Y esta horrible falta de agradecimiento a Dios, este gravísimo error de atribución, les hizo olvidar de HaShem y del pacto que habían hecho con Él.

¿Qué hicieron los Yehudim? Cuando los Babilonios abandonaron Jerusalem, todos los dueños de esclavos tomaron nuevamente por las fuerza a sus esclavos, traicionando el pacto que hacía unos días atrás habían ofrecido a HaShem. Todo esto está narrado en el capitulo 34 de Yirmiyahu, donde este episodio se presenta como la gota que colmó el vaso…

15 Recientemente, ustedes se arrepintieron e hicieron lo correcto ante Mi vista: cada uno de ustedes proclamó la libertad a sus hermanos esclavizados. Incluso hicieron un pacto delante de Mí en la casa que lleva Mi nombre [el Bet haMiqdash]. 16 Pero ahora se han arrepentido [del pacto] y han profanado Mi Nombre: cada uno de ustedes ha capturado nuevamente a los … hombres y mujeres que había liberado … y los han forzado a convertirse nuevamente en sus esclavos. 17 Por lo tanto, esto es lo que dice HaShem: Me habéis traicionado; no han concedido la libertad a sus propios hermanos. Y ahora la espada, las plagas y el hambre tendrán libertad [para perseguirlos a Ustedes y alcanzarlos] …

Al poco tiempo, los egipcios fueron derrotados. Y Nebujadnetsar volvió a sitiar Yerushalayim. El hambre, las plagas y la muerte se apoderaron nuevamente de Yerushalayim. La destrucción del Bet haMiqdash se tornó ahora inevitable.

Esto es lo que recordamos en el ayuno de hoy, el 10 de Tebet.

Por: Rabino Yosef Bitton, colaborador de United with Israel